Ayer, sentado frente a mi PC, con la lluvia cayendo y el viento golpeando mi ventana, con ese frío que se te mete hasta los huesos, tenia algo guardado en mi pecho algo que hasta hoy no me deja dormir y que ya no soportaba mas y terminé llorando. Fue un llanto a corazón abierto, a moco tendido como dicen por ahí. Con el terror del niño y la pena del anciano.
Quizás me equivoqué al crear mi mundo sobre las palabras, quizás erré al creer que también yo podría ser un contador (escritor, narrador), quizás nadie me dijo que hacen falta aptitudes y que a veces, solo a veces, no solo las intenciones bastan.
Dicen que saber perder también es de valientes, y de verás me gustaría retirarme con la cabeza bien alta, dejar la pluma guardada en su estuche y dedicarla un entierro, pero por alguna razón me agarro a ella desesperado mientras siento que toda mi vida y todo mi mundo se derrumba bajo mis pies, junto a mis sueños de fantasías inventadas, de cuentos interminables, de ojos que brillan al ponerle un punto final a sus párrafos mas íntimos.
Sé que suena estúpido, soy yo el primero que me siento ridículo, dramático y absurdo, pero quizás sea porque tiembla la columna más fuerte de mi hogar; que si se me caen las alas y las letras yo no sé como levantarme, que si no puedo escribir aquí me anulo, que si no valgo para eso yo no sé para que valgo.
Malos días, dicen que son solo malos días, pero me asusta la idea de que, durante 22 años, no haya hecho sino perseguir una quimera y que toda mi existencia no fuera más que una mentira que, tan mal narrada que solo yo me la creí.
PD. No se me ocurre que mas escribir… y me desespera.
PD. No se me ocurre que mas escribir… y me desespera.
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