martes, 18 de noviembre de 2008

MESVERSARIO XII (Fin)

Es lindo cuando alguien te saca de una noche y te lleva a otra, la suya...
La discoteca estaba bastante llena, aún así encontraron un sitio en una esquina donde estar a gusto sin ser molestadas por la gente que pasaba continuamente para un lado y otro. Enseguida se tiraron a la barra a pedir y a coquetear con los camareros, a los que conocían de pasar muchas noches en aquella disco.

Clara y Leito para variar llegaron los últimos, como no, cogidos del brazo y riéndose entre susurro y susurro al oído. Pero todas sabían que no iban a durar mucho así, casi todo el mundo, sobretodo los chicos que conocían a Clara, ya que más de uno hubiese dado cualquier cosa por estar en la situación de aquel desconocido de pelo corto y un poco de melena por atrás que entraba cogido de su brazo.

“Ahora todos estos pesados…”

Un grupo de chicos, todos amigos de Erick se acercaban a saludarla…
Hola Clara, ¿cómo tú por aquí?
Es el cumple de Nachito.
Está Erick fuera, ¿le digo que entre?
Para… como que mejor si lo mandas a la luna no.
No seas así, te pidió perdón.
Me da igual, además hoy vengo acompañada.

Hizo un gesto señalando a Leito que en ese momento estaba intentando colocar su abrigo sobre un montón de abrigos sin que se cayeran al suelo, la verdad es que estaba sufriendo y maldiciendo por dentro a las condenadas casacas. Finalmente, lo consiguió, se alejo unos pasos y miró amenazadoramente al montón de ropa, después se giró y se encontró con la mirada divertida de Clara y las miradas atónitas de unos chicos que no conocía de nada.
¿Ese es tu acompañante?
¿Cambiaste a Erick por ese…?
Sí, ¿pasa algo? Erick nunca será ni la mitad de hombre que él.
Dicho esto Clara se giró y caminó hacia Leito…
“Ahí viene… caracho si que está preciosa…”

¿Qué tal la batalla? – Le examinó la cara. Veo que no tienes ningún arañazo.Creo que les he dado una buena lección a las casacas y eso que eran muchas más.Clara no pudo reprimir la risa, no había parado de reírse desde que salieran de cenar, era un chico encantador y muy divertido.
¿Tomas algo?
Vino… pero no pagues hasta que vuelva…
¿A dónde vas?
Al baño, señorita.
Como respuesta Clara le pegó un empujón cariñoso, pero Leito no se lo esperaba y estuvo a punto de hacer caer las casacas que tanto esfuerzo le había costado colocar.Aún riéndose, Clara se apoyó en la barra, esperando que algún mozo, camarero o lo que este de turno la atendiese…
“En cuanto vuelva bésalo… No, todavía no… Va a amanecer, anímate… ¿Y si no quiere? Te come con los ojos, está loquito por ti y tú por él… No estoy segura de eso… ¿De sus sentimientos? ¿O de los tuyos? De nada…”

Mientras Clara se debatía en sus pensamientos, Leito salía del baño, nada más poner un pie fuera, un grupo de chicas lo abordaron…
Hola, ¿cómo te llamas?
Leito.
Yo soy Mariela y estas son mis amigas Alicia y Lucía.
Encantado.
Nunca te habíamos visto por aquí, ¿eres de fuera?
Más o menos…

Cuanto más hablaban, más veces la mirada de Leito se desviaba hacia Clara, que en la barra, estaba hablando con unos chicos, no parecía nada contenta, en ese instante sintió ganas de protegerla.

Lo siento chicas, ha sido un placer conocerlas, pero me esperan en la barra.
Lástima.Se despidió de ellas con una sonrisa y se dirigió sorteando entre la gente hacia la barra.
Mientras se acercaba Clara desvió la mirada de su interlocutor como buscando a alguien, nada más encontrar la mirada de Leito, sonrió. Éste le sacó la lengua y le hizo burla con las manos, Clara enrojeció al instante y le sacó la lengua, mientras se llevaba un dedo a la cabeza y le indicaba que estaba loco.

“Sólo por ti…”

Clara despachó al chico con el que estaba hablando, nada más cruzar la mirada con Leito, lo estaba esperando de espaldas a la barra, pero algo fallaba, tardaba en llegar.Leito estaba parado a escasos cinco pasos de Clara, la observaba tranquilamente, era perfecta. Se acercó a ella…
“Bésala… No quiero estropearlo… Si no la besas, lo estropearás…”
Perdone señorita, ¿está sola?
Clara sonrió, sabía que era Leito. Sin girarse, contestó…
He venido acompañada…
¿Por un chico?
No, con unas amigas…
Interesante… ¿Y no tiene a ningún chico esperándola?
Más o menos... Aunque todo depende de lo que busque usted…
Leito se acercó un poco más. Clara podía sentir su respiración en el cuello. Por un momento, estuvo tentada a darse la vuelta, pero dejó que fuese él quien llevase la iniciativa.
Uno de los dedos de Leito se deslizó sobre sus hombros y un escalofrío le recorrió la espalda. Él lo notó y acercó sus labios al oído de ella…

¿Tiene frío? Acaba de estremecerse…
Por favor, no vuelva a hacerlo… Puede acabar gustándome.
Leito repitió la caricia, pero esta vez, sus labios se posaron en su clavícula, justo en la base del cuello. Clara ladeó la cabeza, invitándole a seguir, pero Leito solamente le rozó el cuello…
No puede irse ahora… ¿Tendré que darme la vuelta y obligarle a que se quede?
Clara cogió las manos de Leito y las acomodó en su cintura, por un momento, se quedaron quietos, sin hacer ningún movimiento. Sin embargo, poco a poco, los labios de Leito empezaron a besarla en el cuello…

“Date la vuelta tonta, gírate…”

Lentamente Clara se dio la vuelta, sus miradas quedaron enfrentadas… Amor, ternura, pasión contenida y muchas cosas más podía leerse en aquellos ojos…
Quizás debería robarle un beso y marcharme, antes de que aparezca su acompañante.
Pero tal vez yo prefiera que se quede…
Leito se inclinó para besarla, pero por un momento y a escasos centímetros, se detuvo en seco; Clara abrió los ojos…
¿Qué te pasa?
Nada… Por un momento pensé que pasaría como en alguna película…¿El qué?
Algún empujón en el último instante… Ya sabes…
Clara negó con la cabeza mientras sonreía abrazada a él…
No tienes remedio… En el fondo, creo que tendré que ser yo la valiente…
A mi no me sienta mucho de valiente…
Poco a poco la distancia que los separaba fue desapareciendo, los labios se rozaron y una descarga les recorrió cada célula del cuerpo. El primer roce casi imperceptible abrió la llave de la pasión que se desbordó; por un momento, los labios y las lenguas perdieron la compostura, mientras las manos pasaban de miradas puritanas… Los cuerpos se pegaron como con pegamento, los corazones latieron al unísono y las respiraciones se sincronizaron…

Instantes después, la euforia había pasado, los labios apenas se despegaron pero enseguida se estiraron en una sonrisa…

Creo que me ha gustado… Puede repetirlo si quiere…
Leito obedeció casi al instante, pero esta vez hizo de rogar el beso, retirando la boca en el momento en que Clara se abalanzaba hacia ella…
Deje de hacer eso o se llevará un golpe en las mismísimas partes…
Clara sonrió, cuando vio la cara de asombro de Leito. Sin embargo, a pesar de la amenaza, Leito siguió provocándola, pero cedió rápidamente a las insistencias de ella…
Cuando volvieron a separarse…
Creo que se me ha olvidado pedir en la barra…
No te preocupes, ya tengo lo que quería…
¿De verdad?
Claro, no me atrevería mentirte nunca…
Y yo discutiendo conmigo misma si sería buena idea besarte…
¿Ha sido buena idea?
La mejor que he tenido, desde que te pregunté si me dejabas usar el libro de procariotas en la biblioteca el otro día.
Leito sonrió… Lo recordaba nítidamente, incluso recordaba que se había llamado a sí mismo estúpido e imbécil…
Ahora sólo queda una cosa.
Clara le miró con cara de asombro, sin comprender…

La clase de baile que me habías prometido.
¿Te parece un baile lento?
Clara cruzó sus brazos sobre el cuello de él y lentamente empezaron a moverse, muy despacio, sin importarles la música ni la gente que los miraba sorprendidos…
Bailas bien, eres un mentiroso…
Nada de eso, es que eres buena maestra…
Volvieron a besarse, mientras la gente susurraba y los señalaba con el dedo.Desde la esquina, Danay y las demás amigas de Clara, no se perdían detalle de la parejita feliz…
Vamonos de aquí, Hay mucha gente.

Voy a por las casacas y te sigo, no te me escapes.
Procura que no te mate ninguna…

Leito la beso y se alejó hacia las chaquetas. Nada más llegar mientras intentaba cogerlas sin tirar nada, tuvo que aguantar las amenazas de muerte de las amigas de Clara.
Pórtate bien, por que sino puede ser lo último que hagas.
Cuídala y dale muchos mimos.
Vamos a dar solo una vuelta, no vamos a cambiarnos de ciudad.
Por si acaso…
Leito las dejó como caso perdido y una vez recuperadas las chaquetas, se dirigió a la salida, donde Clara lo esperaba discutiendo acaloradamente con Erick.
Te he dicho que me dejes en paz.
Pero si yo…
No hay “peros” que valgan, ¡lo nuestro se acabó!
¿Cómo puedes decir eso? Si en el fondo me quieres.
Tienes razón…
¿Ves?¡Te quiero con una piedra al cuello y en el fondo del mar!
Dame una oportunidad, en el fondo sé que no piensas eso.
En el fondo eres un poco descerebrado… Además, ya tengo novio…
¿Sí? Preséntamelo para que pueda partirle la cara.
Tú no vas a hacerle nada a nadie, así que ya vete, aléjate y olvídame.
Erick levantó el puño en señal de amenaza, pero Leito rápidamente atrajo a Clara hacia sí y la separó a una distancia prudencial de Erick.
Este es mi novio, se llama Leito.
Vaya, vaya, ¿me cambias por el bicho raro?
¡Tú me cambiaste por la zorra esa!
Es diez mil veces mejor que tu.
Y tú a él no le llegas ni a la suela del zapato cómo hombre.

Clara dio por terminada la discusión, cogió a Leito por el brazo y lo arrastró hacía el parque cercano; una vez allí lo sentó en un banco, mientras ella aún acalorada y echando fuego por los ojos, andaba de un lado para otro. Leito no sabía que decirle, es más, no se atrevía a decirle nada, por miedo a la posible represalia…
¿Clara?

No obtuvo respuesta, ella siguió caminando, maldiciendo para sí a Erick que le había aguado la noche…
En uno de sus paseos, Leito la cogió del brazo y cómo había hecho antes, la atrajo hacía sí; Clara se dejó caer en sus rodillas y rompió a llorar…
No llores, por favor…
Intentó consolarla, pero no hubo manera, así que dejó que se desahogará sobre su pecho. Aquella situación, le hizo recordar a muchas de las noches de fiesta con Alida, habían terminado la noche así más de una vez, ella llorando sentada sobre él y él intentando consolarla; siempre por algún problema; sólo que esta vez, no se trataba de ningún problema si no un ex - novio…
Lo siento, Leito…

Clara había dejado de llorar, pero aún así, seguía hipando…
Soy una tonta…
Le miró y Leito pudo ver cómo las lágrimas habían hecho resbalar el poco maquillaje de sus ojos…
Pensarás que soy una imbécil y una niñita de papá… En el fondo tienes razón…
No digas tonterías, niñita de papá…
La besó en los labios…
Te quiero tal cómo eres… Cariñosa, simpática, decidida… Le plantaste cara a Erick…
Ya pero ahora querrá pegarte…
No te preocupes por eso…
¿Cómo no voy a preocuparme? Tiene muchos amigos y todo por mi culpa…Tendrá a todos los amigos que quiera, pero yo te tengo a ti y con eso me basta y me sobra…
Clara se abrazó más fuerte a él…

Nunca pensé que estaría aquí sentada contigo…
Ni yo pensé que me invitaras a salir.
Se besaron por enésima vez aquella noche…
¿Sabes?Dime…Tenía miedo de que no te gustase, de pasarme de fresca…
Leito desvió la vista hacia el borde de la falda de Clara y le acarició las piernas…
Pues creo que te has pasado… aunque eso me encanta.
Volvió a besarla… Poco a poco, las luces de la noche se fueron extinguiendo; muy despacio, el sol fue abriéndose paso entre las estrellas…
Se levantaron aún besándose y abrazados se dirigieron a casa; sabían que habían empezado algo que deberían continuar, aunque su noche había terminado, otras noches empezarían para ellos… en fin una noche interminable…

MESVERSARIO XI (enterrando otras noches)


Clara no discutió, sabía que Danay con una cerveza de más era terca, terca en cada una se sus letras, así que suspiró y clavó la mirada en Leito, que unos pasos por delante aguantaba estoicamente la charla apabullante de Nataly sobre cómo preparar un buen cóctel.

Nada más salir del bar, Nataly se colgó de su brazo, separándolo de Clara. Y empezó a soltarle un floro impresionante sobre bebidas. Apenas le daba tiempo a asentir con la cabeza, porque ya había constatado que intentar introducir un si o un no en la conversación era algo imposible. De vez en cuando, al volver la cabeza encontraba la mirada cómplice de Clara y eso le encantaba.

“Tal vez sea el momento de enterrar a Alida.”

“Danay tiene razón, es el chico perfecto para mí.”


Llegaron al restaurante donde iban a cenar, era un restaurante italiano, Leito había estado allí con sus tíos cuando una temporada se quedo a vivir con ellos, así que sabía por experiencia que la cena iba a ser algo ligero.

Como de costumbre, llegó la última a la mesa, pero Nataly en un alarde de lucidez, cosa de la que le quedaba poca, le había dejado un sitio al lado de Leito, así que el susto inicial que había pasado al verse sentada lejos de Leito, desapareció.

Menos mal, pensé que me iba a seguir abrasando con el bacardi…
¡Jejeje! Cuando se emborracha es mortal, habla por los codos.
Si te creo.
No estarán hablan… hablando de mi, ¿verdad?


Clara se disponía a contestar, pero Leito viendo que el vino había llegado, llenó dos copas y brindó con Nataly por la gran noche que iban a pasar.

Leito, por favor, luego se va a poner malísima.
No te preocupes; un cafetito con sal y una coca-cola y como nueva.
¿Café con sal? ¿Se lo dabas a tus amigos?
No…
Entonces, por que eso del café con sal.
No les dábamos café, los metíamos a la ducha.

Clara abrió tanto los ojos que casi se le salen de las órbitas, Leito no pudo menos que estallar en una carcajada a la que se unió el resto de las chicas, nada más ver la cara de Clara…

Clara, hija, ¿has visto a Gasparin?
¿No habrás visto a algún bombón?
Vamos Clara ¿qué te pasa?
Nada, chicas, nada.
¡Buuuu! Pues nada, sigan con lo suyo.

Leito tuvo que mirar hacia otra mesa, pero aún así notó que los colores le subían por las mejillas.
La cena llego y toda la mesa calló como por arte de magia. Ninguna conversación surgió mientras comían, así que Clara dejó algunas preguntas para el final de la comida.

Poco a poco, la conversación se fue reanudando y aprovechando el escudo que producían las palabras Clara pudo hablar con Leito…

¿Leito?

Leito se volvió hacia ella, estaba distraído haciéndole monerías a un niño pequeño que estaba sentado en otra mesa enfrente de él.

Dime.
¿Extrañas a Alida?

Miró al techo, sabía que esas preguntas iban a llegar, es más tenía la certeza de que tendría que contestarlas…

Al principio sí; tal vez a ella la extrañaba más que al resto de mis amigos… Ahora, de vez en cuando me acuerdo de ella, pero ya no es un recuerdo tan fuerte, sino que es más bien, un recuerdo nostálgico, algo que pudo ser y no fue… No sé si me explico…

Clara le sonrió y asintió, sabía que ya no pensaba en Alida y eso le gustaba…

¿Y no has encontrado a alguna chica en esta ciudad que te guste?
Hay varias y la verdad cada vez que doy un paseo, me enamoro de alguna más.


Clara le golpeó juguetonamente en el brazo…

No te juegues conmigo, estoy intentando mantener una conversación seria.
La única chica que me interesa está sentada a mi lado
… respondió.

Clara enrojeció hasta las orejas, aunque era eso lo que quería escuchar…

Creo que estás ya un poco borracho…
¿Por lo qué he dicho?

Si – acompañó la respuesta con un movimiento afirmativo de la cabeza.

Leito sonrió y se recostó en la silla, la tentación de pasarle el brazo por la espalda, atraerla hacia sí y besarla fue muy fuerte pero se contuvo, como casi siempre hacia, aún no estaba seguro; además, las chicas haciendo los cálculos de la cena no daban pie a ninguna otra cosa.

¡Les he dicho que yo invito!
No seas pesada, Nachito, ya invitarás a tomar algo después.
Eso, tu calla y divide.


Veinte minutos más tarde, salían a la calle y ponían rumbo a la zona de baile de la ciudad. Salió el último, Clara a su lado, luchaba con el cierre de su abrigo

“Eso, mejor ponla… De todas formas estás impresionante.”

Clara acabó por fin de doblegar el cierre de su abrigo, mientras caminaban hacia el centro; en cuanto acabó se colgó del brazo de Leito.

Es para prevenir…
¿Prevenir?
Si, para que ninguna de esas brujas te rapte.
¿Me quieres para ti sola?
Uhm… suena demasiado bien…

Clara se puso de puntillas y le besó en la mejilla…

Gracias…
¿Por qué?
Por haber venido, por pasar la noche conmigo…
No me las des, es casi un premio poder pasar esta noche contigo… además, nunca imaginé que te llevaría del brazo como si fueses mi novia.

Esta vez fue Leito el que le devolvió el beso en la mejilla…

¿Sabes bailar?
No se me da nada bien… A Ali…
Sigue, no importa…
Iba a decir que a Alida la pisaba siempre, intentó enseñarme muchas veces pero era imposible, me falta coordinación y ritmo.
¡Jajaja! No te preocupes hoy te daré una clase intensiva.
No quedria mancharte los zapatos.
No creo que les importe demasiado.

Aún riéndose entraron en la discoteca, en la que ya les esperaban las demás.

lunes, 17 de noviembre de 2008

MESVERSARIO X (La gran noche)


“Diez minutos tarde… En fin, es una chica…”

Había llegado puntual, casi a la carrera y sin aliento, pero puntual… Por un instante una ráfaga de aire hizo que sintiese frío bajo su muy especial y fina casaquita.

¡Leito! ¡Hey Leito!
Se dio la vuelta esperando ver a Clara, pero no la vio, solamente vio a dos de sus amigas, una era Danay, la otra no la conocía…
¿Llevas mucho esperando?
No… diez minutos…
Lo sentimos… Por cierto, Clara viene más tarde, tenía problemas con la ropa…
La sonrisa de Danay hizo que Leito se relajara, por un momento, pensó que Clara se había arrepentido y lo había dejado plantado…

Este…
Soy Nataly, otra amiga de Clara.
Encantado, soy Leito.
Encantada.
Bueno hechas las presentaciones, que les parece si vamos hasta el bar.
Danay se cogió a un brazo de Leito y Nataly al otro, y los tres juntos se dirigieron al bar, donde las demás amigas de Clara les esperaban.

Mientras caminaban, las dos chicas notaron que Leito estaba un poco rígido y tenso…
No te preocupes Leito…
Clara nos dijo que te cuidáramos…
Y eso vamos a hacer…
Así que relájate, que no mordemos.
Aún…

Las dos chicas rompieron a reír al ver la cara de susto de Leito. Éste no las tenía todas consigo. Sin embargo, una vez que la cerveza y el ron empezaron a correr por la mesa, todos sus temores se desvanecieron y pudo comprobar de primera mano que Clara tenía razón con respecto a sus amigas…

“Son unas verdaderas marujas… pero buenas chicas…”

El tiempo corría despacio y aún no veía a Clara por ningún sitio; seguía la conversación con pinzas para poder contestar si le preguntaban o de vez en cuando introducir algún monosílabo o algún asentimiento de cabeza que dieran constancia de que estaba sentado con ellas.
Oye Leito, ¿y tu qué buscas en una chica?
La pregunta lo cogió desprevenido y por un momento no supo qué contestar…
Pues… no sé… que sea simpática, cariñosa… Vamos, lo que busca cualquiera ¿no?
Es decir, ¿qué esté buena?
Eso cuenta, pero casi prefiero ser capaz de mantener una conversación un tanto inteligente con ella, no sé si me entienden.
¡Jejeje! Claro que te entendemos, buscas a alguien como Clara…
Eso es, como Cla…
No acabó la frase, se dio cuenta de qué se la habían hecho; las chicas sonreían al verlo tan desconcertado. Ahora sí estaban seguras de que era el chico adecuado para Clara…Pero Leito había enmudecido sólo por el hecho de medio confesarse delante de desconocidas, sino por que acababa de ver a Clara entrar en el local…

Estaba preciosa vestida de negro, elegante, sexy… y un montón de calificativos que se perdieron en sus pensamientos.

Nada más entrar varios de sus amigos se acercaron a saludarla, los atendió condescendiente con una sonrisa en los labios, estaba demasiado contenta cómo para enfadarse con esos “buitres”. Acababa de descubrir a Leito sentado con sus amigas y le pareció encantador, la camisa le sentaba de maravilla y el pelo suelto le daba un aire distinto… Despachó cómo con prisa a sus amigos y se dirigió a la mesa dónde todo el mundo la esperaba…
¡Felicidades Nacho!
Menos mal que llegas, ya pensábamos que nos habías abandonado.
¿Cómo iba a perderme un día tan especial?
Leito la miraba embobado desde que había entrado en el bar, no había sido capaz de pestañear, ni tan siquiera de apartar la vista de ella: su mirada, la sonrisa incluso el borde de la falda lo atraían como un imán…

Bueno chicas creo que es el momento de darle el regalo a Nachito, ¿no?
¿No saludas a Leito?
Tranquilas está medio dormido…
En ese mismo instante, Leito regresó a la conversación…
No te preocupes por mi Danay, sobreviviré. Además yo también te he traído algo… Bueno en realidad, tengo algo para cada una de ustedes…
Todas sonrieron, estaba poniéndose colorado…

¡Que ilusión!
Leito le acercó el paquetito a Danay que le dio dos besos de agradecimiento…
Hay una un poco más grande y con más detalles que es la tuya… Las demás repártelas con tus amigas, pero deja que Clara escoja primero.
Eso haré…
Desenvolvió los regalos: sus amigas le habían comprado un pantalón y una camisa; Leito le había echo una pulsera trenzada.
Cuando el barullo de los regalos acabó, Clara con su nueva pulsera en la muñeca se acercó a Leito…

Perdona por la tardanza… Espero que Nata y Nacho te hayan tratado bien…Han sido muy buenas anfitrionas, aunque…
¿Qué?
Nada… era una tontería…
Clara le miró con cariño, se acercó un poco más a él y lo besó en la mejilla…
Que te echaba de menos… Todo un día sin verte… era mucho…No creas que ha sido fácil para mi… Teniendo que escoger entre toda la ropa, un conjunto que te gustase… Por cierto, ¿cómo estoy?

Preciosa, encantadora…
Gracias… ¿Sabes? Me encanta la pulsera.
Clara levantó la muñeca donde se había anudado la pulsera…
Además hace juego con los pendientes.
Leito no pudo contener una leve carcajada…
Siempre pensando en el conjunto.
Clara hizo un gesto, lo que provocó nuevas risas, pero esta vez se rieron los dos juntos. En la otra parte de la mesa, las amigas de Clara hacían apuestas a ver cuanto tardaban en estar…
No pasa de esta cerveza.
Pues yo creo que irá más despacio; Clara nunca fue muy lanzada y Leito no parece decidido.
Pero seguro que es antes de irnos para casa.
Eso seguro.
¿Leito?
Dime…

¿Cómo conociste a Alida?
Leito se quedó mirándola… La pregunta lo había cogido desprevenido, no la esperaba y no sabía por dónde salir…
Es que… no sé… igual te apetece hablar sobre tus amigos… o igual he sido un poco tonta al preguntarte algo así…
No pasa nada. Simplemente me cogiste por sorpresa.

“La vi por primera vez una noche de viernes, el último antes de empezar en la PRE, había salido con todos los amigos para despedir el colegio.
Ya sabes como son esas salidas… un descontrol total… y la ocasión era la adecuada jejeje o al menos eso creo. Así que cuando la vimos a ella y sus amigas, enseguida empezamos a arrimarnos. Estaban muy bien y había que intentarlo. En esa ocasión me tocaba a mí, presentárselas a mis amigos.
La verdad que fueron muy simpáticas con nosotros, pasamos toda la noche juntos y alguna acabó sucumbiendo a las técnicas de galanteo de algún amigo.
En fin, que podía tratarse de unas conocidas, sino fuese por que el lunes que empezamos las clases, Alida estaba en mi clase por supuesto en la misma PRE. Era nueva, había estado en un colegio de monjas en la capital, se vino para acá para estudiar medicina en la Universidad a la que yo iba a postular.

Clara le miraba sin pestañear, Leito, por su parte, cada vez parecía más ausente, más perdido en sus pensamientos, cómo en otra época. Tardó un rato en volver a hablar, Clara no le obligó a ello con preguntas, dejó que Leito retomara el hilo…

“Y el para coincidencias pues le tocó a mi lado en clase, iba después que yo en la lista y nos tocó sentarnos juntos los primeros días. Pero después, cuando los profesores ya no tenían en cuenta el orden no nos separamos, seguimos sentados juntos.
Poco a poco, empezó a entrar en mi vida y yo en la de ella, empezamos a coincidir los fines de semana en los mismos sitios, cada vez que nos veíamos, pasábamos más y más tiempo hablando…
Ya sabes… el roce hace el cariño y del cariño…”
Clara susurró el resto de la frase…

Y del cariño nace el amor más profundo…
“Empecé a echarla de menos por el solo hecho de no verla un sábado, de que no fuera a clase… Los abrazos, las caricias, fueron entrando en nuestra rutina… cada vez estábamos más unidos… hasta que un día…”

Leito se detuvo, pensativo, echó un trago de cerveza y posó la mirada en Clara…
Espero que no te aburras, porque vaya historia que te estoy soltando.
En absoluto, me tienes encandilada con la historia.
¿Segura?

– Leito sonrió.
Por supuesto, continúa por favor…
“Hasta que un día decidí hablar cara a cara con ella, me armé del poco valor que tenía y de un tirón le dije todo lo que sentía…

Aquella noche, estuvimos juntos por primera y única vez… Sin embargo, lejos de perder amistad, de perder, ya sabes, proximidad, nos unimos más y pasó a ser una relación un tanto especial entre amigos… Y así, hasta la última noche, antes de cambiar de universidad…”

Se quedó en silencio, Clara esperaba que siguiera, que le explicase muchas cosas, pero Leito ya no dijo más. Iba a interrogarle, pero sus amigas se levantaban para irse, así que dejo las preguntas para más tarde.

Cuando salieron a la calle, Danay se situó al lado de Clara y Nataly se llevó a Leito unos pasos por delante…

Cuenta, cuenta ¿de qué hablaron?
De nada en particular, Nachito.
Venga Clara, dimelo porfi, porfi.
Está bien, le pregunté sobre Alida.
¿Alida? ¿Quién es Alida?
Una amiga que tenía, estaba loquito por ella.
Y tu estás loquita por él, así que animate. Aprovecha ahora en la cena, habla sobre ti y él y nadie más.
Pero Nacho… no sé si…No hay pero que valga…

MESVERSARIO IX (¿que me pongo?, ¿como me pongo?)

Era viernes…
Viernes…
Primer día del fin de semana, sin clase, sin obligaciones… podía dormir hasta la hora de comer y volver a echarse después hasta por la hora de cenar… y desde que se había cambiado de horario mañanero, normalmente, después de cenar volvía a echarse hasta el día siguiente. Pero esa mañana era distinta, se levantó de un salto en cuanto el reloj dio las diez.

Se vistió con ropa de deporte y salió a pasear. Solía hacer ejercicio siempre todos los viernes… aunque eso era antes… en esta nueva ciudad no le apetecía hacer nada, sólo dormir y vaguear…
Sin embargo, esa mañana de viernes, tenía una razón poderosa para ponerse en marcha…“En doce horas, estaré cerca de ella.
Quién lo diría que esa niña de papá, en realidad fuese una chica encantadora que invadiría mis pensamientos.”

El sol filtrándose por entre las cortinas le acarició la mejilla, consiguiendo despertarla. Le encantaba esa sensación de una mano querida acariciándola…
“La de Leito.”

De repente, se incorporó de un salto…
“Sólo me quedan doce horas. Y tanto por hacer…”
Se encaminó hacia la ducha, aún pensando en cómo sería amanecerse al lado de Leito… (no vayan a pensar mal) No lo podía creer, hasta hacía una semana, aún pensaba que Leito era verdaderamente un bicho raro, sin embargo, ahora se había dado cuenta que la rara había sido ella por no darle ninguna oportunidad…

Dejó que el agua caliente le recorriera el cuerpo… un cuerpo casi perfecto, de lindas piernas y bonitas curvas para perderse en ellas… era lo que siempre le decía su padre…
“Eres igualita a tu mama cuando la conocí…”

Se sonrió, no podía dejar de pensar en Leito… ¿Cómo reaccionaría cuando la viera? ¿Intentaría coquetear con ella? ¿Le dejaría acercarse lo suficiente? Miles de preguntas tontas se agolpaban en su cabeza, y cuándo se daba a si misma la respuesta que deseaba sus mejillas se encendían, aún bajo el agua caliente…

“Veamos, desayuno, hacer las compras, reservar una hora en la peluquería, comer, ir a la peluquería, elegir la ropa… seguir eligiendo ropa, volver a elegir la ropa y… sí, eso es… y besar a Leito… ¿O no? ¿Y si piensa qué soy una chica fácil? Pero, ¿y si le gusta?”

Con la cabeza hecha un lío, construyendo sueños de una noche perfecta, pasó el resto de la mañana y parte de la tarde, hasta que cerca de las siete, volvió de la peluquería… En cuanto abrió el armario de la ropa, volvió a la realidad… necesitaba algo elegante, sexy pero sin exagerar… Y entre tanta falda y pantalón, casi lo veía cómo una meta inalcanzable…
Estaba cómo un manojo de nervios…

“Jeans y polera. No, mejor con camisa… más elegante…”
Se dejó caer en el borde de la cama, intentando contener los nervios y serenarse, aún le faltaba una hora…

“Es sólo una chica… No seas idiota, es la chica que estabas buscando…”Llevaba todo el día igual, nervioso como un gelatina, diciéndose que no era más que una chica y debatiendo de nuevo, que era algo más que una simple chica…Hasta su madre estaba preocupada, normal… se duchó con agua fría, se puso en dos ocasiones la camisa al revés, apenas probó bocado a la hora de comer…“Cómo para no darse cuenta…”

Por decimonovena vez, volvió a mirarse al espejo; el pelo liso le caía sobre los hombros, echó las manos para recogerlo…
“No, suelto, queda mejor Clara.”
Sonrió al espejo, que le devolvió la sonrisa…

“¿Preparado Leito? La noche es tuya… vamos campeón”
Recogió el paquetito con el regalo de Danay, no sabía qué comprarle así que le había hecho una pulsera de hilo. Además cómo no sabía en que matar el tiempo y a la vez calmar los nervios, había echo algunas más para dárselas a Clara y a las otras chicas.
“Espero que sean suficientes…”

Cogió la billetera y el celular casi al vuelo y se sumergió en la noche del viernes… Le quedaban quince minutos para llegar al sitio de la cita… apretó el paso y se confundió con la multitud que llenaba las calles…

“¡Es imposible!”
Llevaba dos horas buscando ropa que ponerse, había probado mil y una combinaciones, pero ninguna le gustaba: unas por demasiado recatadas, otras por demasiado descaradas, otras por ser infantiles, otras por demasiado formales…Tenía la sensación de que no encontraría el conjunto adecuado… El timbre de la puerta la desconcertó… Sus padres no estaban y era demasiado temprano para que Nataly o Danay la viniesen a buscar…
Vaya, vaya, veo que necesitabas nuestra ayuda.

Eran Danay y Nataly, ya vestidas, que veían con horror como Clara aún seguía en buzo, polera y sandalias…

¿Pero niña? ¡Ya son las nueve!
¿A qué te dedicas? Muchos hijos…
Clara sin decir una palabra las guió hasta su habitación, que más bien parecía una tienda de ropa en remate al fin de la temporada…
¿Aún no has elegido?
No… buuu

Danay y Nataly se pusieron manos a la obra…

Desechamos los pantalones, así que guárdalos…
Hace buen tiempo, así que… la mini que te regalamos por tu cumple…
Eso, eso… que no la pones nada… y te queda de maravilla…
Vamos a ver… que más, que más…
Nada de botas, por supuesto… los zapatitos que llevaste a la confirmación de tu primo…
Sí, que te quedan geniales…
… pero me hacen daño…
Es igual, por una noche…
¿Con qué la tapamos Caro?
Veamos…
Camisa y polo, por ejemplo…
Claro…¿Dónde tienes la camisa negra con el polito de tirantes esa tan bonita?
… no lo sé…
¡Aquí está!
Vamos Clarix, despierta y vístete, vamos apúrate…

Clara miró el conjunto que sus amigas le habían preparado… Lo había rechazado por ser un poco descarado…

Chicas ¿no es un poco descarado?
¿Descarado?
¿Te gusta Leito?
La pregunta la cogió por sorpresa… durante toda la semana, se había echo muchas veces esa misma pregunta…
Supongo que sí…
¿Supones? Eso sí que no… ¿Te gusta si o no?
No puedes jugar con él… está totalmente loquito por ti.
De repente la sonrisa volvió a la cara de Clara…
Voy a vestirme en un momento…
Ambas amigas se miraron y sonrieron… Sabían que Clara las necesitaba y allí estaban ellas para ayudarla en todo lo que pudieran.

Clara, nosotras vamos yendo, que si no el pobre Leito se va a pensar que lo abandonamos.Nos vemos en el bar.
De acuerdo chicas, cuidarlo bien por favor…

domingo, 16 de noviembre de 2008

MESVERSARIO VIII (Coincidencias)


Clara encontró a sus amigas en el sitio de costumbre. Ellas enseguida la vieron y se prepararon para el interrogatorio…

¿Qué tal con Leito?
¿Le has dicho lo de mañana?
¿Va a venir?

Clara sólo sonrió, había estado todo el trayecto del bus pensando en qué ropa ponerse mañana. Quería estar encantadora para él, pero no quería parecer una cualquiera.Si, va a venir. Así que espero que no lo atormenten mucho.

Claro que no. ¿No confías en nosotras?
Sinceramente, no. No me fío mucho de ustedes brujillas.
Todas se echaron a reír, vieron que Clara volvía a estar de buen humor y no tan apagada como la habían visto muchas veces.
Sin embargo, la sonrisa de Clara se borró casi al instante… Erick su antiguo novio, había entrado en el bar con sus amigos…

Vaya mierda…
Tranquila Nachito, no pasa nada.
Erick la vio nada más entrar y se acercó a ella, aún esperaba en que Clara volvería con él. Es más, confiaba en sus posibilidades.
Hola Clara.
Hola.
Las amigas se sorprendieron. Hacía tiempo que Clara no era tan cortante con nadie…
Erick se sorprendió un poco, pero pensó que simplemente se estaba haciendo la dura.
¿Puedo invitarte a tomar algo? Así hablamos.
Ya estoy tomando algo y estaba hablando con mis amigas hasta que decidiste meter las narices y todo tu aquí.
Hubiera esperado más simpatía de tu parte. A fin de cuentas, estuvimos juntos ¿o miento?.
Un error, eso fue lo que pasó entre nosotros. Un error garrafal por mi parte.¿Estás segura?
Erick se acercó más a ella. En ese momento, Danay intervino, evitando que Erick se llevara una buena cachetada…
Déjala en paz, Erick. Metiste la pata, así que ahora no vengas llorando. Creo que ha dejado claro que se acabó.
Erick las miró a todas una por una y se alejó hacía donde estaban sus amigos…

Gracias Nachito, me has ahorrado una cachetada.
Lo sé, por eso lo hice, vi tu mirada asesina y decidí hacerle un favor.
Cambiando de tema, Clara, ¿dónde has dejado a Leito?
Fue a jugar un partido, creo que acababa hacia las ocho y media o así.
Vaya, así que también es deportista…
No lo aparenta, pero sí.
Los colores volvieron a abordar sus mejillas y todas se rieron. Clara estaba muy contenta, no solo porque le encantaba la idea de que Leito hubiese aceptado quedar con ella, sino porque sus amigas estaban muy interesadas en conocerle.
Pues hablando del rey de Roma…

Clara se giró y vio a Leito rodeado de otros chicos a la puerta del bar…
Leito no sabía muy bien como, pero había aceptado ir con ellos a tomar algo al acabar el partido. Esa tarde se habían jugado unas cervezas, que debería pagar el perdedor y Leito como buen perdedor iba a cumplir con lo prometido.
Había sido el peor partido de su vida, no estaba al juego simplemente se perdía en los ojos de Clara que veía por todas partes.
Entraron y se sentaron en una mesa, unos cuantos de sus compañeros se fueron derechitos al billar, sin embargo, él se quedó en la mesa esperando las cervezas. Al echar una ojeada a su alrededor descubrió a Clara y a sus amigas en una mesa. Ella estaba de espaldas, así que pensó que sería divertido darle una sorpresa. Se levantó y se dirigió hacia la otra mesa…
Aquí viene Clara…
Ya nos ha visto…
Pues sí que está lindo…

Justo cuando se acercaba a ella, Clara se giró y le sonrió, él la saludó con una sonrisa. Leito llevaba el pelo mojado y algo despeinado, no tenía melena pero si un poco largo, además estaba aún mojado de la ducha…
“Está muy lindo con el pelo así…”

¡Hola Leito!
¡Hola Clara y compañía!
Cogió una silla y se sentó al lado de Clara. Erick desde la barra no le quitaba el ojo de encima al recién llegado, no le gustaba las confianzas que tenía con “su” chica. Bueno en fin el ya era historia y no lo quería entender o al menos eso intentaba.
¿Qué tal el partido?
Bueno… bien.
¿Ganaste?
No, desgraciadamente perdí.
Leito puso tal cara de tristeza que todas las chicas empezaron a reírse…

Bueno tampoco es para tanto…
Claro que no, ahora me toca invitar a una cerveza…
¿Por eso has venido?
Exacto.
Mientras hablaban uno de los amigos de Leito se les acercó…
¡Eh Leito! ¿Echas una partida?
No, no me apetece…
Vamos, compadre… Nunca quieres la revancha. ¿No será qué tienes miedo?Sabes que no te tengo miedo… Mañana.
¿Prometido?Prometido.Ambos se echaron a reír.
Por cierto, Leito, es muy bonita.
Le guiñó un ojo, al tiempo que, tanto Clara y Leito enrojecían.
Cuando se iba a marchar, Danay lo cogió del brazo…
Perdona, ¿Juega bien?
Al billar es muy bueno y al fútbol no juega mal… Pero hoy estaba ido, por eso perdimos, normalmente con Leito siempre ganamos, es nuestro amuleto, pero hoy estaba pensando en otra cosa…
Tal vez en una chica ¿no?
Sí, estaba pensando en esa chiquilla con la que está hablando.

El chico se marchó y Danay se recostó en su silla, mientras veía como Leito y Clara hablaban y se reían…
“Por fin ha encontrado al chico adecuado”

Bueno Clara, yo me voy. Me esperan en casa para cenar…
OK…
Leito se levantó y cogió la mochila, cuando iba a irse, Danay lo llamó…
¡Leito!
Éste se giró…
¿Si?Mañana celebro mi cumple, así que si quieres estaremos por aquí.
Por supuesto, ya me lo había dicho a Clara.
Entonces, nos vemos mañana.

Hasta mañana.Se agachó junto a Clara y le dejó un beso en la mejilla. Clara quedó sorprendida y tardó un rato en reaccionar. Sus amigas murmuran entre sí y se sonreían…Clara estaba sumida en una burbuja de felicidad que le duró hasta que se echó en la cama esa noche…

MESVERSARIO VII (Invitación Dos: Juguemos un poco)


Al día siguiente, en la facultad, todo el mundo comentaba el hecho de que Clara, una de las chicas más guapas de la facultad (había quedado cuarta en una medio encuesta realizada por un grupo de chicos) anduviese con un tipo raro como era el chico nuevo en ese horario. Leito tuvo que hacer acopio de toda su paciencia y resignación para aguantar el aluvión de miradas y susurros que le seguían como su sombra.

A la segunda hora, Clara echó más leña a la hoguera de los chismorreos, invitándole a sentarse con ella y sus amigas. Leito no se rehusó, pero se sentó una fila por detrás; lo que provocó que a la hora siguiente, Clara se sentase a su lado.

Vas a acabar provocando un incendio de habladurías.
Clara se encogió de hombros y le sonrió…
No te preocupes, ya se cansarán.
Me han comentado unos chicos, que estás considerada como la cuarta chica más bonita de la facultad.
¿De verdad? Eso me han dicho.
¿Y tú qué opinas?
La pregunta quedó en el aire, y las miradas de ambos se enfrentaron…
Qué deberías haber quedado la primera…


Dichas esas palabras, tanto Leito como Clara, se sonrieron a la vez que sus mejillas empezaban a adquirir un tono rojizo; sin embargo, el profesor que empezó a dar clase los hizo olvidarse de sus cosas y concentrarse en la clase.

Pasaron el resto de la clase sin hablar, Leito perdido en sus pensamientos y Clara cogiendo apuntes. Cuando por fin, el timbre ese sonido santificado sea del reloj del pasillo los liberó de un día más de clase, un suspiro general inundó el aula.

Menos mal, pensé que me iba a dormir.
Ya me he dado cuenta.
¿Cómo tienes la mano?
Clara le miró sin comprender…
Llevas copiando 50 minutos sin parar, debe dolerte… A mi me dolería.
Jejeje!! Se nota que no estás acostumbrado a coger apuntes…


Salieron juntos de clase. Por detrás de ellos, las amigas de Clara cuchicheaban en voz baja.
Hacen buena pareja.
La verdad es que parece simpático.
Y no está nada mal…


Leito y Clara hablaban un poco más adelantados…

¿Dónde te apetece ir a comer?
Por mi, volvía a tirarme bajo el árbol de ayer.
Okiz. Pero antes vamos por unos bocadillos.
Dicho eso, Clara se encaminó hacia el cafetín.
¡Clara, estaremos por la tarde en el bar. Pásate cuando salgas de prácticas!
¡De acuerdo Nachito. Hasta luego!


Tras despedirse, Clara volvió sus pasos hacia el cafetín, mientras tanto Leito la siguió a cierta distancia.
Llegaron al cafetín en el momento justo en el que empezaba a llenarse de gente, así que tuvieron suerte y pidieron los primeros bocadillos.
Mientras esperaban sus bocadillos, un chico al que Clara no conocía se acercó a Leito.

¡Leito!¡Carlos! ¿Qué haces por aquí?
Te estaba buscando, como perdí el celular no tenía tu número a mano.
Bueno, pues aquí estoy, tú dirás…
¿Vienes a jugar hoy?
Si, claro, cuenta conmigo.
Nos vemos a las seis y media dónde tú casa, tenemos cancha libre
OK, pero tengo prácticas, así que igual llego un poco tarde.
¿A qué hora sales?
Hacia las cinco y media, más o menos.
Te recojo aquí arriba, que tengo que hacer unas cosas.
Muy bien, perfecto.
Bueno pues te dejo, chico. Hasta la tarde.
Hasta luego.


El chico se alejó y Clara lo siguió con la mirada, cuando lo hubo perdido, comenzó a caerle a Leito con preguntas, pero el mozo la interrumpió, ya que estaban sus bocadillos. Los cogieron y tranquilamente se encaminaron hacia el mismo árbol bajo él que Leito había comido el día anterior. Se sentaron y comieron en silencio.Poco después de acabar su bocadillo y con Leito ya recostado a la sombra, Clara soltó su interrogatorio.

¿Quién era ese chico?
Leito que estaba dormitando, abrió un ojo y la miró…
¿Carlos?Si, el chico del cafetín.
Es Carlos, lo conocí cuando llegué aquí. Vive cerca de mi casa.
¿Cómo lo conociste?
Bueno… un viernes de fiesta estuve jugando con él al billar, no había con quien y yo no tenía ganas de aguantar a los compañeros de clase con los que había salido.

Clara asintió, sin embargo Leito continuó…
Pasé la noche de comedia con él y sus amigos y ahora de vez en cuando voy con ellos a jugar a fútbol-sala al polideportivo.
¿Juegas al fútbol?
Jugaba…¿Eras bueno?
No… me defiendo como en el fútbol de mesa…
No sé por qué pero no te creo…
Créeme, de pequeño me daba miedo darle al balón con la cabeza.
Clara le miró con incredulidad, pero al ver la mirada divertida de Leito, no tuvo más remedio que reírse.
Ahora cuéntame algo sobre ti… Porque me estoy dando cuenta de que no sé nada de ti…

Clara asintió con la cabeza, sin dejar de sonreír.
Pregunta lo que quieras.
Leito dudó unos instantes…
¿Cómo llegaste a estar con ese tal Erick? En el fondo parece que no le tenías ningún aprecio…
Uhm… Ya sabes, él estaba bueno, mis amigas insistían y yo simplemente me dejé llevar…
Entiendo…
Aún así aguanté mucho tiempo con él. Tuvimos un par de peleas fuertes, porque me contaban que me había puesto los cuernos, pero siempre venía pidiéndome perdón y con algún regalito, así que…
Clara se encogió de hombros… Leito decidió cambiar de tema, no quería seguir por ese camino, porque igual conducía a algún tema que no quería tocar. Sin embargo, cuando iba a abrir la boca, Clara se le adelantó…
¿Y tú qué? ¿Novia, amiga con derecho a roce?
Leito sonrió, a pesar de que era ese tema el que quería evitar…
Hubo alguna novia de más joven y tuve alguna amiga con derecho a roce, sin embargo, nada serio.
¿Eso es todo?
Pues si… ¿qué esperabas?
No lo sé, suponía que tenías a tu amor en la universidad de la que vienes y que te espera para pasar juntos por la tarde y esas cosas…
El tono melodramático de Clara hizo que Leito empezara a reírse… Cuando se repuso y contestó, fue sincero al cien por cien o casi…

Dejé a mi amor en mi otra universidad como tú dices…
Lo sabía.
Pero seguramente ella no opina lo mismo.
¿Qué quieres decir?
Para ella, se fue su mejor amigo…
Entiendo… No se lo dijiste…
Nunca me atreví a hablarle cara a cara, supongo que me aterrorizaba un “no” por respuesta… o tal vez, perderla como amiga… No lo sé…
¿Y ella intuiría algo?
Creo que sí. Todo el mundo creía que éramos pareja, así que supongo que se notaría bastante que la quería…
¿Cómo se llamaba?
Alida… Más o menos como tú de estatura, pelo lacio y castaño, ojos marrones muy claros…
Era simpática, cariñosa, una romántica empedernida…
Leito se quedó callado durante un momento… Aún sentía los dos últimos besos que le dio Alida antes de despedirse. Clara, también se quedó callada, mirando para Leito que tenía la mirada perdida, como recordando algo. Decidió que era el momento…
¿Leito? ¿Estás?


Leito la miró con una sonrisa en la cara…

Claro. Dime.
Este… Mañana es el cumple de Danay, una amiga mía, la que se sienta mi lado… Y bueno… yo… tú…
La mirada de Leito no la ayudaba nada. Se sentía tonta, poniéndose tan nerviosa, nunca le había pasado, pero con Leito era distinto…
Que… Si mañana no tienes nada que hacer, podías venirte para tomar algo conmig… digo con nosotras.
Leito se quedó pensativo. No podía creer lo que le había propuesto Clara, estaba dispuesto a aceptar, pero de repente un miedo al que dirán se lo impidió.
Bueno, ¿qué dices?
Uhm…No quiero ponerte en un compromiso, así que si no tienes ganas, no te preocupes.
Clara bajó la mirada y Leito comprendió que no podía dejarla escapar…
De acuerdo, estaré ahí ¿a que hora es?


Instintivamente Clara se echó en sus brazos… Rápidamente, nada más darse cuenta, se separó de él, roja como un tomate. Leito se quedó sorprendido por la reacción de Clara y se quedó con cara de tonto…

Fue Clara la que recuperó la compostura…

Será mejor que vayamos a prácticas, que es la última.
Si, será lo mejor.


Se pusieron de camino al laboratorio y para no romper su record, volvieron a llegar los últimos…
La práctica fue muy amena y relajada, al ser la última el profesor los dejó marchar más temprano de lo normal.

Clara y Leito se despidieron en la puerta de la facultad. Clara se iba en una dirección a coger el bus y pasar a ver a sus amigas y Leito en la otra para buscar a un amigo que iba a jugar con él.

Nos vemos mañana, en la plazoleta de la fuente, ¿sabes dónde es?Por supuesto.
OK, OK, pues hasta mañana y ponte lindo si.
Hasta mañana.


Clara dejó dos besos en sus mejillas y se marchó, estaba contentísima, esperaba con ansiedad la llegada del viernes, deseaba pasar la noche con Leito…

Leito se quedó parado viéndola marchar, se parecía tanto a Alida que estaba asombrado; ambas tenían esa facilidad para hacer que alguien se sintiese a gusto a su lado, siempre con una sonrisa en la cara. Además ambas eran bonitas y lo sabían…Alguien sacó a Leito de sus pensamientos…
¡Eh Leito, vamos sube que no llegamos!
Voy, Carlos, voy.
¿Qué tal las prácticas hoy?
Era la última, así que fue bien. ¿Y tu qué tal?
Genial, aprobé la asignatura que me tenía colgando desde primero.

Ambos se echaron a reír…
¿A qué hora jugamos?
A las siete y media.
Entonces, tenemos tiempo de sobra.
Si, pero date prisa anda.
Leito hizo la mochila en un momento… En apenas cinco minutos, estaba otra vez en el carro de Carlos y se dirigieron al polideportivo para jugar el partido…

sábado, 15 de noviembre de 2008

MESVERSARIO VI (nuestro arbol)


¡Si te quedas más tiempo ahí te vas a derretir!

La voz de Leito la sacó de sus pensamientos. Le vio tumbado contra el árbol y agitando una mano para que se acercara.

“A la mierda, lo que piensen los demás.”

Se acercó casi a la carrera, y se sentó a su lado a la sombra del árbol. Leito le dejó sitio para que se apoyara en el tronco y ella así lo hizo.
Se produjo entre ambos un silencio, no un silencio tenso, sino un silencio que ninguno de los dos sabía como romper...

Este…¡Vaya!Ambos se miraron y rompieron a reír…
Que a gusto se está aquí. Podía pasarme toda la tarde aquí tirada.
Eso mismo pensé yo.
Sus miradas volvieron a cruzarse…

¿No sabía qué tú y tus amigas faltaban a clase?
¿Ah no?
No, pensé que antes muertas que faltar.
Clara esbozó una gran sonrisa…
Pues ya ves, nos has juzgado mal… Bueno, en realidad, he sido yo la que insistió para faltar toda la mañana.
¿Y cómo has hecho?
Bueno… Las he chantajeado con un notición de portada.
Leito se incorporó un poco y la miró con aire interesado…
¿Tu comida con el rarito?
No, eso ya no es una primicia.
En eso tienes razón. En clase, nadie me quitaba el ojo de encima. Y ahora mismo estamos alimentando el rumor.
Le hizo un gesto y Clara siguió el gesto de Leito hasta un grupo de chicas que iban con ellos a prácticas y a clase y con las que Clara había salido algún sábado de fiesta.
Supongo que mañana todo el mundo sabrá que estamos saliendo.
¿Tan optimista eres?

Viéndonos así juntos… Pueden ser muy pérfidas esas brujas.
¡Jajaja! Y yo qué pensaba que eran tus amigas…
Yo no he dicho que no lo fueran. Sólo he resaltado un rasgo muy importante de su personalidad.
Leito no podía más y Clara tampoco, estallaron en risas, sorprendiendo a un grupo de niños que estaban jugando a las cartas cerca de ellos.
No me lo puedo creer…
¿El qué?
Que fueses así…
¿Así cómo?
Sin dejar de sonreírle
, Leito se enfrentó a sus ojos…
Simpática, agradable… No sé, tengo la sensación de conocerte desde hace mucho tiempo y en realidad, no sé nada de ti.
A mi me pasa lo mismo. Aunque yo sé que te cambiaste de horario.


Clara no sabía muy bien como seguir la conversación. Podía animarlo a que le preguntase cualquier cosa, pero no se sentía con fuerzas, porque seguramente tocarían el tema de Erick…
Sin embargo cuando Leito, le pregunto…
¿Puedo preguntarte algo?
Adelante…

¿Cuál fue la primicia qué le diste a tus amigas hoy por la mañana?
Clara decidió ser sincera y contárselo todo. Tal vez cometiera un error, tal vez no…
Pero Leito le inspiraba confianza y para ella era suficiente.
Bueno…
No contestes si no quieres. Era sólo por curiosidad.
Tranquilo. Lo dejé, ayer con mi rompimos con mi novio.

Leito se quedó unos instantes mirándola. Una pregunta le quemaba en los labios” ¿por mí?” y a punto estuvo de salir pero se contuvo. No venía a cuento, además no era el momento adecuado para esa clase de pregunta.
Lo siento…
No lo sientas, mejor así. Era un auténtico idiota.
¿Llevaban mucho juntos?
Cumplíamos ayer dos meses. Pero ya habíamos estado antes… Ya sabes, ahora sí, ahora no…
Entiendo… ¿Fue él quien te llamó por teléfono, cuando salimos ayer de prácticas?
Sí. Quería felicitarme, incluso me había comprado un regalo…
¿Pero?
Clara suspiró…

Pero, el muy idiota aprovechó para contarme que había estado con su ex el sábado, después de que yo me fuera para mi casa.
Y quería comprar tu perdón con un regalo…
Sí, es muy típico de Erick. Cada vez que metía la pata, me compraba algo y ya estaba arreglado. Al principio, me gustaba que hiciera eso, me sentía querida por él.
Además de la envidia de casi todas las chicas.
Le miró y él le guiñó un ojo…
¿Por qué lo dices?
Ahora que lo recuerdo los vi alguna vez. Y hay que reconocer que estaba muy bueno a la moda y todo eso…
Leito, ¿crees de verdad qué estaba bueno?
Pues si… lo creo. Es el prototipo de chico que les gusta a ustedes. Chico de buena pinta, elegante, rayando el mal gusto, pelo brillante y una sonrisa irresistible y unos piropos dulces y cariñosos…
Clara no podía más, estaba muriéndose de risa. Leito estaba recitando muy seriamente todas las cualidades por las que él consideraba que Erick estaba bueno y le asombraba y a la vez divertía, saber que eran las mismas que ella había destacado en Erick.¡Para, para!
¿Por qué? ¿Ya son suficientes?

Lo son… ¿Ahora querrás enumerar sus defectos?
Leito dudó unos instantes…
Veamos… Hablo sin conocimiento de causa, pues no he intimado lo suficiente cómo para conocer a uno de esos profundamente.
No te preocupes, yo te ayudo.
Prepotencia, afán de superioridad, te ven como pura mercancía…
Nos mienten, nos tratan como a cualquiera, juegan con nuestros sentimientos, son cretinos, se dan de galanes…
No sigas. Vamos a dejarlo aquí. Pobre Erick, lo has despellejado a mordiscos…Tú tampoco lo haces mal, harías buenas migas con mis amigas.

Leito la empujó cariñosamente, miró el reloj y se levantó casi de un salto…
No sé con tus amigas, pero si volvemos a llegar tarde, el que nos hará migas será el profesor de prácticas, que ya no me acuerdo ni como se llama.
Endara. Pues vamos que nos destroza con esas cantaletas…

Como el día anterior, llegaron con la lengua fuera, cuando ya todo el mundo había entrado al laboratorio, por suerte para ellos, el profesor no había echo acto de presencia y una practicante les iba a dar la práctica de ese día.
La práctica era interesante. Tenían que coger las bacterias que habían sembrado el día anterior y hacerles unas cuantas pruebas bastante sencillas para luego, en base a los resultados clasificarlas en uno u otro grupo (y sigo con lo mismo eso se puede, jajaja).

“Es encantador, un cielo… No, no y no… A Danay le encantará, eso seguro… ¿Y a las demás? Que se lo tomen como quieran, pero el viernes le invito para que venga a tomar algo conmigo…”

“Vaya imbécil el Erick, no sabe lo que se pierde. Es una chica fantástica… No, déjalo, es inalcanzable muy niña pero muy inteligente… y lo sabes… tal vez no esté tan lejos… vamos so asno que esperas invítala a salir.”

La clase les pasó volando, y apenas sin darse cuenta, estaban caminando hacia el paradero de buses otra vez.

A pesar de haber salido temprano, llegaron justo cuando el bus llegaba de frente por la calle y se acercaba al paradero.

Hasta mañana Clara.
Hasta mañana.

Se puso casi de puntillas y le besó en la mejilla. Acto seguido se subió al bus, se sentó y se despidió de él con la mano. Cuando el autobús lo dejó atrás, Clara se recostó en su asiento y sonriendo perdió sus pensamientos en Leito y en lo que diría Danay cuando se lo contase.
Pasaron unos buenos cinco minutos, hasta que Leito reaccionó, aún tenía la mano levantada en señal de despedida, mientras que la otra sujetaba la mejilla donde Clara le había besado. Era de esos que se quedaba colgado y en silencio por ratos.

Lentamente empezó a caminar para casa y poco a poco una extraña sensación de paz y felicidad lo fue invadiendo…

“Viste que esa niña es tu salvación, vamos anímate que ella ya no es inalcanzable…”

Aproximadamente un cuarto de hora más tarde de haber dejado a Leito, Clara se bajo del autobús en el que viajaba y se dirigió hacia el bar que frecuentaban ella y sus amigas casi todos los días de la semana.

Era un pequeño bar, con pinta de cafetín pero que en un abrir y cerrar de ojos, bajando un poco las luces y subiendo la música, se convertía en el sitio ideal para empezar una noche de fiesta.
Al entrar encontró a sus amigas en la mesa de siempre, junto a la ventana que daba a la terraza y desde la que daban buena cuenta de todo aquel que entrase en el bar o que se dirigiese a jugar al billar, que estaba fuera.

“Una posición privilegiada para hablar de cualquiera.”
Danay fue la primera que la vio…
¡Clara, estamos aquí!
Con un gesto afirmativo, Clara se dirigió primero a la barra y después, con una cerveza en la mano, se fue a sentar con sus amigas.
¿Qué tal la comida?
Eso, eso, cuenta…
¿O tal vez sólo tomaste postre?

El bombardeo de preguntas fue tal, que Clara cerró los ojos rogando que la sacasen de allí; por suerte para ella Danay salió en su defensa.

Chicas, tranquilas, nos lo contará todo. Pero dejarla respirar.
Clara dio un largo trago a su cerveza y se quedó un rato recostada en la silla, mientras rememoraba su conversación con Leito antes de ir a prácticas…
Creo… creo que me está empezando a gustar…
¡¿Quéeeeeeeeeeee?!

Todas sus amigas la miraron entre aterradas y complacidas. Sabían que Clara había pasado malos momentos con su ex, así que por un lado querían que fuese feliz de una vez pero por otro lado, temían que Leito fuese igual o peor que Erick. Además era “rarito” casi un enigma.
Es muy simpático y agradable. Me pasé casi todo el rato riéndome con él. No sé chicas…
Suspiró. Las demás la miraron enternecidas…

¿Y qué esperas para traerlo?
Estaba pensando en avisarlo para el viernes, como es tu cumple Nachito…
Por mi no hay problema…
¿Y a ustedes que les parece?
Clara miró una a una al resto de sus amigas…

Clara, haz lo que quieras. Si estás interesada en él, tráelo. Además, nos gustará conocerlo. Clara sonrió, y volvió a recostarse en la silla. Había sido fácil, estaba esperando otra reacción por parte de sus amigas, pero todas habían dado su visto bueno. Ahora sólo faltaba decírselo a Leito. No sabía si iba a aceptar o no, pero… tenía que intentarlo.Leito llegó a casa, más rápido de lo habitual, además parecía que llevaba tatuada una sonrisa en la cara.

“Menos mal que sonríe… Esa chica ha sido mi salvadora”La cena fue nuevamente normal, discusión entre padre e hijo sobre la liga de fútbol y cómo no, también sobre política. Al final cada uno se fue a su habitación enfadado.La madre, metida en medio de la tormenta, suspiró aliviada de que poco a poco su vida fuese volviendo a la normalidad.

MESVERSARIO V (Ahí estabas)


Al día siguiente, Leito llegó a la facultad a media mañana, había tenido que arreglar unos papeles sobre el traslado de horarios y estuvo bastante atareado. Cuando entró en clase, comprobó que todo el mundo sin excepción le miraba.

“Vaya por Dios, ¿ya se habrá corrido la voz? En fin…”

Suspiró y con aire de resignación ocupó su lugar en la clase. Estaba bastante molesto, las miradas insistentes del resto de compañeros no hacían sino agravar esta molestia que arrastraba desde que puntualmente a las nueve dio los buenos días a una de las múltiples secretarias que había visto a lo largo de la mañana…

“Papeleo, papeleo… menos mal que no era para pedirles dinero que sino…”

Clara y sus amigas no estaban en clase, llevaban toda la mañana en el cafetín de la facultad intentando convencer a Clara de que lo mejor sería que no se tomase ninguna confianza más con el “rarito”.

¡Chicas! No lo llamen así. Se llama Leito y es un buen chico.
¿Segura?
Yo no me fiaría mucho…
Vamos chicas, no es para tanto… Es muy simpático y agradable, además puedo decirles que a su lado las horas pasan volando.
Las caras de sus amigas se torcieron en verdadera sorpresa, no podían creer lo que ella decía…
¿Agradable?
¿Simpático?
¿Qué te pasa todo muy rápido a su lado?
¿Estas loca?
¿Y Erick?
Erick es agua pasada. Ayer discutimos cuando salí de prácticas y le mandé a volar.
¿Qué?
Lo que escucharon, me llamó para felicitarme porque hacíamos dos meses juntos…
¡Vaya detalle!
Para que luego te quejes…
Si, pero el muy falso, me soltó que el sábado se había enrollado con una tipa, creo que era su ex y que estaban borrachos, y que no sabían muy bien lo que hacían…

Ninguna de sus amigas daba muestras de creer ni una palabra de los supuestos cuernos, para casi todas Erick era el prototipo de hombre perfecto… aunque Danay, una de las primeras amigas de Clara en la facultad arrugó la nariz y exclamó…¡Si será un perro! Pues como te has deshecho de él, tal vez puedas intimar un poco más con Leito. Parecerá rarito, pero no está del todo mal el chiquillo.

Le dio a Clara un codazo amistoso y ésta se puso roja como un tomate…
Danay….¡Jejeje! Así que ya has pensado en él, ¿eh?

Todas se rieron, en el fondo, sabían que Clara iba a hacer lo que le viniese en gana, así que la conversación se centró en los últimos paseos por las tiendas de la ciudad….
Las dos clases se le hicieron eternas, no había rastro ni de Clara ni de sus amigas; en realidad, no le importaba mucho, pero por alguna extraña razón era incapaz de dejar de pensar en ella.
El timbre, dando por finalizada la última clase, le indicó que era la hora de comer, que por fin se había acabado el martirio.

Bajó tranquilamente hasta la cafetín, no le apetecía estudiar, y quizás Clara estuviese allí.

Nosotras nos vamos a casa; ¿vienes Clara?
Uhm…. Si. Ya iré después.
Cuando se dirigían a la puerta, Danay susurró…
Clara… mira quien viene por ahí.
Clara levantó los ojos y vio a Leito… Éste a su vez también la vio, pero al ver que iba rodeada de amigas, se limitó a saludarla con un gesto de la cabeza, apenas esbozó una sonrisa…
¡Vaya desagradable!
No se lo tomen a pecho, sepan que les tiene terror.

“Así que estaba aquí… Bueno supongo que irá a casa a comer… Ya la veré después…”
Pidió un bocadillo en el cafetín y se dirigió al pequeño parque que había enfrente de la facultad. Hacía buen día así que podía sentarse a la sombra de algún pino a comer tranquilamente.

Clara, ¿por qué no te quedas a comer?
Danay y ella se habían retrasado un poco, lo que había aprovechado su amiga para hacerle la pregunta en voz baja…

No supo que responder… Por un lado no le gustaba nada ser el centro de las conversaciones de sus amigas, porque éstas podían despellejar a cualquiera en un instante; sin embargo por otra parte, quería conocer mas a Leito…

No lo sé… Yo…
Pues yo sí lo sé. Tienes miedo.
¿Qué? No, yo no…
Tranquila, no hace falta que te hagas la dura conmigo. Sé que ese chico te parece interesante y serías tonta si no pasaras más tiempo con él. Pero…
No hay “peros” Clara. Los chicos como Erick no son para ti, lo sabes. Así que date la vuelta y quédate a comer.

“Me quedaría aquí tirado toda la tarde”

Leito se había acomodado contra el tronco de un árbol y entre el calor que le invadía después de comer y el fresco de la sombra del árbol, se quedó medio dormido.No pudo ver que Clara, a escasos diez metros de él, dudaba entre acercarse o no. Estaba indecisa. Había seguido el consejo de Danay de quedarse a comer, pero ya no sabía qué hacer. Ayer, se había despedido de Leito de manera muy fría, y hoy no había echo nada por verle, ni siquiera le sonrió cuando se cruzaron en la salida del cafetín.“¿Qué pensará de mí? Que eras una niñita de papá. Seguramente, además quizás tenga razón. No digas eso. Hazle cambiar de opinión.”

Seguía allí de pie con la mirada perdida, cuando Leito abrió un ojo y la vio. No hizo ningún tipo de movimiento, pero por dentro estalló de felicidad.

“Vaya, ahí está…”

viernes, 14 de noviembre de 2008

MESVERSARIO IV (Padres – Hijos – Amigos – Novios)


La siguió con la mirada mientras se subía en el autobús y todavía se quedó un rato parado en la vereda, cuando el autobús ya se había ido.


“Pues no está mal la chiquilla. Además de ser agradable.” Pensó para si…


Apartando a Clara de su cabeza, comenzó a andar hacia su casa. Le quedaban veinte minutos de caminata, y otros para 30 en autobús, así que sacó su libro de García Márquez y empezó a caminar. Le había costado un tiempo dominar la técnica de leer y andar al mismo tiempo (gracias bito) pero, después de algún pequeño accidente lo había conseguido…


Aún en el autobús, Clara seguía de mal humor, no se le había quitado aún el color de las mejillas, cuando volvió a encender el celular. Tenía dos llamadas pérdidas, justo cuando iba a ver de quién

era, el cel… comenzó a sonar…


¿Y ahora que quieres?
….Ya te dije que te lo metieras por donde se te antoje.
….Si, es mi última palabra.
….No te preocupes, no volveré a arrastrarme llorando, ¡OK!


Colgó de golpe, cuando levantó la mirada, aún con la cara roja de rabia, pudo ver que todas las cabezas del bus se habían girado hacia ella. Les dirigió a todos una mirada furiosa y se bajó en la siguiente parada. Necesitaba caminar, estar sola y sobretodo pensar.

“No, en Leito, no.”

En el fondo sabía que había habido algún chispazo entre ellos. Tal vez no una llamarada con lenguas de fuego y todo, pero sí, había surgido algo, de eso estaba segura. Su intuición femenina ese sexto sentido de toda mujer que casi no fallaba (por no decir nunca) se lo decía y ella sabía que podía hacerle caso.

“¿Y Erick? Que se vaya a la mier… ¿No me dejó él a mi primero? Pues ahora que vaya a buscar y a galantear a otra.”

Cuando llegó a la puerta de su casa, se había auto convencido de que Erick era historia.

“Un gran paso Clara.”

Sonrió por primera vez desde que salió de prácticas, pero cuando se tiró en el sofá para hablar con Nataly, una de sus mejores amigas y compañera de clase, y se dio cuenta de que se había despedido de Leito de forma muy seca. En fin…

“Puto Erick. Y Leito ¿Qué pensará de mi?”

Tras dos timbrazos, la voz de su amiga apareció al otro lado de la línea…

¿Sí?Nata… soy Clara.
Gracias a dios. ¿Estás bien?
Sobreviviré
– sonrió para sí. Esperaba la reacción de Nataly cuando le contase sus ideas sobre Leito.
¿Así qué te ha tocado en prácticas con “ese”? – el énfasis que puso en “ese” hizo que a Clara le doliera el estómago y algo mas.
No tuve remedio…
Ya me lo dijo Angie, ay niña es que siempre eres la última…
¿Qué te dijo Angie?
Que habías llegado tarde, cuando él también lo hizo, además. Lo que le pareció raro, porque sospechaba que habían venido juntos de algún sitio.
¿De veras? – “¡Que chismosas son!”
Si. Pero espera sabes lo mejor. Me ha dicho, que alguien le ha contado que los vieron salir juntos de la facultad… ¡para ir a comer! ¿Puedes creerlo? ¿Cómo pueden pensar qué tú te juntarías con “ese”?

Iba a responderle contándole todo lo que había pasado, pero por un momento, comprendió que Nataly no la entendería, así que rehuyo la contestación…

Ya te digo…. En fin, clarix, tengo que colgar que mi mami está que me llama…
Nos vemos mañana, Un besito.

Besitos.Colgó el teléfono, la conversación le había dinamitado el poco ánimo que le quedaba tras su discusión telefónica con Erick.

“Una ducha y me meto en la cama.”

Contenta con su decisión se fue derechita al baño; apenas había acabado de desvestirse cuando el teléfono empezó a sonar de nuevo…

¿Otra vez? ¿Qué tripa se te ha roto?
…..¿Sólo un juego? ¿Piensas qué soy idiota?
….Has hablado con ella y le has dicho qué no significó nada para ti… me parece perfecto.
.....No, no tengo intención de disculparme.
….He decidido darte punto y aparte. En algunos momentos, fui feliz contigo. Ahora puedes irte con quien quieras.
….¡Adiós!Volvió a colgar, era la tercera vez en el día que le colgaba…
“Debe de ser imbécil. En fin…”

Con resignación se metió en la ducha… de donde volvería a nacer.

Llegó a casa más tarde de lo normal, sin tan ni siquiera haber pasado de página.
Había estado todo el camino dándole vueltas a Clara.

“No, no y no. ¿Y por qué no? No es mi tipo. ¿A no? No. No, es muy infantil viste ese portafolios. Creí que nos gustaban las chicas simpáticas, inteligentes y agradables. Sí… Además tiene los ojos castaños más bonitos que hemos visto. Ya…”

El diálogo interminable, siempre se atacaba con los mismos argumentos, en cambio era incapaz de rebatirlos de manera lógica y cabal. Un simple “porque no” no le bastaba.Leito cariño, ¿podrías quitarte los zapatos? No me pises la alfombra con ellos.
La voz de su madre le devolvió a la tierra.
¿Qué tal en las prácticas?
Bien… Están en algo…
¿Has hecho alguna amiga?

A pesar del cambio, Leito había aprobado todas las asignaturas de las que se había matriculado, pero, aún así, sabía que su hijo no lo estaba pasando bien… en otro aspecto… y ella sabia…
No. Además me ha tocado con una chica.
Su madre sonrió.

“No lo preguntes, no lo preguntes.”
¿Es guapa?

Cuando contestó, arrastró las palabras, como en un susurro…

Si… Me voy para la cama.
Son solo las siete…

Avísame para bajar y cenar. Por fa…
Besó a su madre en la frente y se fue a su habitación. No encendió la PC, total no tenía Internet. Su padre se lo iba a poner como premio por aprobar todo el anterior semestre, pero él no quiso, no tenía ganas de estar constantemente hablando con sus antiguos amigos, con su antiguo todo. En el fondo, prefería un cambio total de aires.
Alguna llamada esporádica pero nada más.
En cambio, aún conservaba sobre el escritorio, la última foto que se había echo, dos días antes de su partida.
Estaban todos, incluso Alida…

“No pienses en ella. Eso murió hace mucho tiempo, antes de empezar…” tu sabes, los libros siempre se terminan.

Tumbó la foto para no seguir mirándola y se echó en la cama. Ni siquiera encendió la PC o la tele, estaba desganado.
Intentó dejar la mente en blanco, pero sorprendentemente, sólo le venía una pregunta a la cabeza…

“¿Qué estará haciendo?”

Clara, después de ducharse, se había dedicado a pasar apuntes a limpio. Al cogerlos en clase, le quedaban bastante mal y prefería perder un poco el tiempo en ponerlos bonitos.Cuando su madre la llamó a cenar, había puesto al día sus apuntes…
“No tengo su letra pero están bien.”

Mientras estaba entretenida con los apuntes, no tuvo oportunidad de pensar ni en Leito ni en Erick ni en sus amigas de clase. Ya se ocuparía de eso en otra ocasión…
Que rico huele, mami.
Se acercó a su madre y la besó en la mejilla.
¿Qué tal las prácticas?
Muy bien, me encantan.
¿Y tu compañero?
Miró a su madre sorprendida. Su padre sonrió…
Ha llamado Manuel y me lo ha dicho.
¿Es guapo Clara?
Mamá, sólo es mi compañero de prácticas. Nada más.
No te molestes con ella, Manuel nos dijo que habían ido a comer a su bar y le pareció buen chico, sólo eso.
Si no me molesto…

Los colores poblaron rápidamente sus mejillas. Sus padres se miraron y sonrieron…
Bueno y ¿qué tal es el chico?
Agradable…
No te noto muy convencida.
Bueno…
Anda cariño, deja a la niña, tal vez aún necesite alguna conversación más con ese chico.

Agradeció a su padre que la salvara; su madre era una experta en ponerla en situaciones complicadas pero por suerte su padre siempre la ayudaba a escaparse.Cenaron sin ninguna alusión al tema del chico y se perdieron en discusiones sobre fútbol primero y sobre moda después. Singularmente, a su madre le encantaba el fútbol, aunque su padre ponía en duda que supiese algo sobre el deporte; en el caso de la moda, su madre pensaba exactamente igual…
Eduardo, si tú no sabes que una falda tiene vuelo.

¿Vuelo? ¿Para qué necesitan volar las faldas? Además tú tampoco entiendes el fuera de juego.
¡Como que no! Es cuando sale uno y entra otro… una sustitución. Lo que pasa que lo llaman fuera de juego, porque queda mucho mejor.

Clara se lo pasaba en grande con estas discusiones, que solían acabar con su madre riñendo a su padre porque sólo veía moda por las modelos y su padre diciéndole que él estaba mucho mejor que los futbolistas.

Aquella ocasión no fue distinta y las risas le subieron el ánimo perdido. Se acostó pensando en el siguiente día de clase, otra vez con prácticas, otra vez iba a volver a ver a Leito…

¡Leito a cenar!
La voz de su madre lo sacó de la medio siesta en la que estaba sumido. Entró en la cocina restregándose los ojos.
Sus padres ya estaban a la mesa…
¿Estabas durmiendo? Te he llamado unas cuantas veces…
Sí, me he quedado frito encima de la cama. Lo siento…
¿Qué tal en clase?

Como siempre, bien.
Nadie dijo más, su madre no quería hurgar con lo de su compañera de prácticas y su padre estaba más interesado en discutir sobre la jornada del apertura y del equipo local, pues no había nada mas de que hablar.
La cena transcurrió por los rumbos habituales…

Me voy a la cama. Hasta mañana.
Una vez que los hubo dejado. El padre preguntó…
¿Le pasa algo? No ha dicho casi nada en la cena.
No te preocupes… Tan sólo se está re enamorando…
Eso es bueno… Haber si se anima un poco…
No sé si hicimos bien al inscribirlo en esa universidad…
No vuelvas con eso cielo, Leito saldrá adelante, es un gran chico…
Necesitaba ese cambio… y tú lo sabes…

MESVERSARIO III (los compañeros)

Él abrió mucho los ojos, había sido más fácil de lo que había pensado, aunque en el fondo había sido ella la que se había decidido. Se lo agradeció mentalmente. Por otro lado, una parte de su cabeza le gritaba “¡Estúpido, burro, mira que no tienes remedio! Siempre detrás de unos ojos bonitos.”

Para alejar a este malvado Pepito Grillo de su oreja, propuso…
Bueno, ¿vamos entonces?

Ella asintió mientras recogía sin prisa los apuntes, aún tenían un par de horas por delante para comer y hablar un rato. Volvió a sorprenderse al pensar que estaba deseando poder conocerle, aunque solamente fuese un poco…

Fueron directamente al cafetín en la primera planta; era la una y las clases de la mañana habían terminado, así que, no se sorprendieron cuando, al asomarse a la puerta del cafetín no encontraron ni un solo sitio libre.

Ni una miserable silla…
Ni nadie conocido…

Ella había estado buscando con la mirada a alguien conocido para que les hiciesen sitio, pero no encontró a nadie…

¿Probamos en otro lugar?

No.No pudo menos que reírse cuando vio la cara de incomprensión y de desconcierto que le quedó…
¡Jeje! Te voy a llevar a otro sitio…

Asintió mecánicamente y la siguió hacía la calle. Le guió hasta un pequeño uhm una especia de bar que quedaba unas calles de la facultad.

El bar en cuestión pedía a gritos una manito, aunque sabía por experiencia que en esos pequeños bares, casi a punto de caerse, era donde mejor se comía además de ser muy económico con lo ajustado que el estaba.

“No va una niña de papá comiendo en este bar… Tal vez, no lo sea. ¿Por qué no le das una oportunidad?”

¡Clara! ¡Menos mal que vuelves de visita!
Nada más entrar, un hombre alto y fornido salió de detrás de la barra y corrió a abrazar a la chica. Ella, sorprendida por el grito, correspondió rápidamente al abrazo y le dio un par de besos al mozo.

Vaya, vaya, pensé que nunca me volverías a visitar. Parecía que los exámenes de Mayo te habían comido ¡¡jajaja!!
Casi, casi – ella sonrió también.
De pronto se acordó de él, que los observaba a cierta distancia sin comprender. El mozo siguió la mirada de ella y rápidamente se acercó al chico que había entrado con su sobrina.
Soy Manuel, dueño del bar y tío de esta preciosidad – le tendió la mano.
La chica se puso colorada y le regañó…
¡Tío, por fa!

Me llamo Leito.
“Me gusta ese nombre.” “Clara… me gusta” Ambos se miraron y sonrieron.
Bueno, bueno, supongo que han venido a comer, ¿no?
Por supuesto, tío.
Pueden sentarse donde quieran.


Clara lo guió hasta una mesa en un rincón cerca de la ventana que daba a la terraza trasera del bar.

Muy simpático tu tío.

Soy su única sobrina y desde siempre me ha mimado y querido en exceso.
Mientras esperaban a que los sirvieran, Leito estudió el local con detenimiento. Una máquina tragamonedas por aquí, una mesa de billar en el patio, nada mal penso, una mesa de fútbol al fondo del bar.

“Un local muy agradable”

Puso atención a la música, a muy bajo volumen pudo descubrir la voz del cantante, era Fer de mana aullando diré cantando las letras de vivir sin aire.

“Y buena música. Tendré que pasarme más a seguido por aquí”
Siguió la mirada de Leito por el local, mientras éste lo examinaba.
¿Qué te parece?

Engaña mucho su aspecto externo. Me gusta, me alegro de que me lo hayas enseñado. Por cierto, encantado de conocerte Clara.
Clara lo miró y sonrió…
Lo mismo digo, Leito.

Acto seguido se levantó y cuidadosamente depositó un beso en la mejilla del chico, se volvió a sentar y se quedó observándolo mientras éste era incapaz de decir nada.
Ahora ya nos hemos presentado formalmente.

Manuel los interrumpió con el mantel, cubiertos, vasos y las cartas del menú. Para él una empanada de pollo y, para ella un sándwich de pollo con lechuga y tomate.

“No hubiese pensado que sería tan agradable estar sentada con él. Las chicas no se van a creer cuando se lo cuente.” Pensó ella…
“Supongo que ahora tendré que empezar una conversación sino pensará que realmente soy un estúpido.” Pensó el…

Estaba a punto de abrir la boca, cuando uno de los estudiantes, que jugaba al fútbol de mesa al fondo del bar se acercó a la mesa.

Perdonen, necesitamos a uno para jugar una partida al fútbol de mesa.
Yo no...


Voy yo. Ven conmigo Leito. Por lo menos, ven a hacerme compañía.

Se levantaron y siguieron al chico hasta el fútbol de mesa. Parecía que estaban muy molestos unos con otros.

No vale, no puedes traer a una chica.
Vamos anda, tienes miedo que con ella te gane.
Ni hablar, como quieras, tan bueno que dices ser y no has ganado una todavía.
Está será la que gane...

Empezaron la partida. Clara jugaba atrás. Era buena, por lo menos sabía coger las manillas y cubría bastante bien la portería. Se sorprendió pensando que hubiese sido una buena pareja para jugar con sus amigos.

Unos diez minutos después, el tío de ella los llamó, su comida ya estaba lista. Clara, resoplando aún por el esfuerzo se dejo caer en la silla a su lado.

¡uff! Eran muy buenos. Perdimos las tres partidas.
No lo eran tanto…
Si dijiste que no sabías jugar…
Bueno… me defiendo. Más o menos como tú.
¡Jajaja! No te creo. Yo soy muy mala.

Tú compañero de ahora era peor que tu, así que…

Hubo unos instantes de silencio, mientras daban vuelta a sus bocadillos…
Sinceramente, se sentían muy a gusto juntos. Clara se daba cuenta de lo malas que habían sido sus amigas, y ella misma, al catalogar a Leito, sin tan siquiera haber cruzado una palabra con él.

¿Puedo preguntarte algo?

La pregunta lo atrapo desprevenido, mientras buscaba a Manuel para pedirle un café. Afirmó casi mecánicamente.

No te había visto el otro semestre, ¿de dónde eres?
De aquí…
Y como es que no te he visto
Estaba en el horario de la tarde…
Horario de la tarde… uhm

Siguieron hablando sobre los exámenes, las diferencias que encontraba Leito en los profesores y muchas más cosas sobre la facultad, sobre como habían llegado estudiar ahí, pero en ningún momento entraron en temas más personales…

Estaban hablando tan animadamente que casi se les pasa la hora de ir a prácticas…

¡Dios, faltan cinco minutos!

Pagaron a toda prisa y como rayos se dirigieron a la facultad, al edificio de los laboratorios. Cuando llegaron estaban ya entrando en el laboratorio, con la lengua fuera y la respiración entrecortada, dieron sus nombres al profesor y entraron con los demás.
Al llegar últimos, les tocó sentarse juntos, mientras se ponían la bata, Clara advirtió que casi toda la gente del grupo, los miraba sin parar.

No nos quitan el ojo de encima – le susurró a Leito, mientras el profesor les explicaba un poco el temario de prácticas.
No me extraña, acabas de perder diez puntos de popularidad por sentarte con el “raro”.
Ella lo miró sorprendida. “¿Cómo puede saber qué lo llaman así?”. Como si le hubiese leído el pensamiento, Leito le susurró…

Puede que sea “raro”, pero no soy imbécil.

Y guiñándole un ojo, se concentró en las palabras del profesor. No podía creer que durante dos horas se había olvidado de quien era para los demás. A Clara parecía no haberle importado, pero ahora en presencia de los demás, parecía que se daba cuenta de lo que iba a conllevar el haberles tocado las prácticas juntos, y más aún, si sabían que habían estado comiendo juntos.

Entre pensamiento y pensamiento, se desconectó totalmente, estaba sólo de cuerpo presente. Sus pensamientos se perdieron en el recuerdo de las tardes jugando al billar con los amigos. De las primeras partidas en las que tuvo que aprender, a las últimas partidas en la única mesa de toda la ciudad por entonces, en donde se jugaban algo más que la honra y el orgullo personal. No pudo evitar esbozar una sonrisa nostálgica…

Mientras tanto, el brazo de Clara volaba de un lado a otro sobre sus apuntes. “mier… explica más rápido que la profesora de clase.” Estaba muy atenta a todo, no quería pensar en su compañero de prácticas… Ya no era Leito, ahora entre conocidos de clase, era sólo su compañero. Durante una pausa del profesor, se fijó en él y descubrió que estaba sonriendo, aunque era una sonrisa un tanto… no encontraba la palabra… nostálgica… “Eso es, una sonrisa nostálgica. ¿En qué estará pensando?”

Bueno, pueden empezar a trabajar. En cuanto acaben, me dejan las mesas tal y como las encontraron limpias y ordenadas solo así se podrán ir.
La voz del profesor sacó a Leito de sus pensamientos. “Mierda. No tengo ni un apunte.” Clavó la vista en sus hojas en blanco.
Por más que lo mires no van a aparecer las letras.
Ya…
Clara se hecho a reír…
No te preocupes, yo he tomado las notas de la práctica.

Se pusieron manos a la obra. Había que sembrar las bacterias y luego hacer una observación y un resumen de lo experimentado. Nada complicado.
Una hora después de que entraran como balas por la puerta del laboratorio, se dirigían tranquilamente al paradero de buses.

Caminaban en silencio, porque Clara estaba sumida en una conversación telefónica que a pesar de empezar bien, parecía que iba a acabar fatal.

¿Pero estás loco?
….¿Y a mi qué me dices?
….No seas tan gritón, que no eres mi padre.
….¿Sí?….Pues sabes, ¡puedes meterte tu regalito por donde te de mejor!

Dicho esto Clara apagó el teléfono y lo tiró en la cartera como si fuese un cachivache inservible.

“Dile algo bestia. Déjame en paz, si la acabo de conocer. Solo por cortesía, so burro, dile algo so asno…”

Iba a articular una palabra cuando el bus de Clara apareció en el paradero.

Te veo mañana Leito.
Hasta luego.

jueves, 13 de noviembre de 2008

MESVERSARIO II (primera invitacion)


Al entrar en la biblioteca se encontró con el bicho raro digo con el chico de clase, estaba consultando el libro de procariotas que ella pensaba utilizar, así que con un suspiro se dirigió a otra mesa diferente, dejó sus cosas y fue a buscar el libro.
Desgraciadamente, en el estante no había más ejemplares del libro que buscaba…

"¿Pero qué hace la gente? ¿Se comen los libros? Si acabamos de empezar Este semestre…"
Suspirando de nuevo y con aire de resignación, volvió a sentarse… No tardó en volver a levantarse y se dirigió directamente hacia el “rarito”.

Perdona…

El chico levantó los ojos del libro y los clavó en ella….

¿Si?
Me preguntaba si ya habías acabado con el libro, es que me hace falta para hacer unas consultas.
El chico pareció dudar unos instantes…

Lo siento, aún me falta mucho para acabar…

Ella bajo los ojos en señal de desilusión, giró sobre sus talones y se dispuso a irse para su sitio.

Pero si quieres puedes sentarte aquí y lo compartimos.
Ella se giró, iba a gritarle que no se sentaría jamás al lado de un bicho raro como él, sin embargo, al mirar al chico, vio que éste señalaba la silla de enfrente y no la de su lado. Apenas tuvo tiempo ni de pensar una contestación, cuando se dio cuenta, que sus cuerdas vocales ya habían formulado la respuesta...

De acuerdo, voy por mis cosas.
Mientras recogía sus portafolios, se regañó a sí misma por el súbito impulso de gritarle.

"No seas como Nataly y las demás. A lo mejor, va y te sorprende."

En cuanto ella se dio la vuelta, empezó a apartar los apuntes para dejarle espacio…
"Estúpido, imbécil, ¿por qué carajos le has invitado a sentarse aquí? Para ella sólo eres un bicho raro. Lo sabes de sobra."
Dejó de lado sus pensamientos y sonrió a la chica que se estaba sentando enfrente de él.

¿Estas mirando algún tema en concreto?
No. Más bien, estaba buscando lo que hablo hoy en clase la docente.
¿Te desconectas como los demás?

No del todo, pero de todas formas, explica demasiado rápido para que yo pueda hacer apuntes. Así que para no confundirme, cojo ideas y luego completo con el libro.
Buena técnica, tal vez un poco… ¿pesada?
Más o menos… Depende mucho de la asignatura.
A mi las bacterias me uhm interesan…

No están mal… (lo dirá por mi, pensó, no creo tampoco soy una bacteria y sonrió para si mismo)

Se miraron unos segundos y rápidamente volvieron a bajar las cabezas a sus respectivos apuntes. Ninguno de los dos podía creer que el otro fuera capaz de decir alguna frase con sentido lógico, así que en el fondo estaban sorprendidos.

Transcurrieron los minutos, pasándose el libro de uno a otro, preguntándose dudas mutuas, sobretodo él que había faltado a las primeras clases. (Para variar)
Él pudo constatar que, a ella, de verdad le interesaban las bacterias y ella pudo adivinar que no era tan rarito como todos (todas) pensaban…

¿Puedo hacerte una pregunta?

Se acercaba la hora de comer, y respiro aliviada de poder dejar de lado ya los apuntes. Levantó los ojos del libro y lo miró entre sorprendida y entusiasmada.

Adelante.¿Te quedas a comer?
Si, tengo prácticas de procariotas.
Como yo…

Durante un segundo una leve sonrisa cruzó por su cara, ella pudo notarlo a pesar de que se desvaneció enseguida.

Este… uhm…
Ella comprendió. Por un momento se sorprendió a sí misma al oírse decir en voz alta

Claro, que me gustaría comer contigo.