Clara y Leito para variar llegaron los últimos, como no, cogidos del brazo y riéndose entre susurro y susurro al oído. Pero todas sabían que no iban a durar mucho así, casi todo el mundo, sobretodo los chicos que conocían a Clara, ya que más de uno hubiese dado cualquier cosa por estar en la situación de aquel desconocido de pelo corto y un poco de melena por atrás que entraba cogido de su brazo.
“Ahora todos estos pesados…”
Es el cumple de Nachito.
Está Erick fuera, ¿le digo que entre?
Para… como que mejor si lo mandas a la luna no.
No seas así, te pidió perdón.
Me da igual, además hoy vengo acompañada.
¿Cambiaste a Erick por ese…?
Sí, ¿pasa algo? Erick nunca será ni la mitad de hombre que él.
Dicho esto Clara se giró y caminó hacia Leito…
“Ahí viene… caracho si que está preciosa…”
¿Qué tal la batalla? – Le examinó la cara. Veo que no tienes ningún arañazo.Creo que les he dado una buena lección a las casacas y eso que eran muchas más.Clara no pudo reprimir la risa, no había parado de reírse desde que salieran de cenar, era un chico encantador y muy divertido.
Vino… pero no pagues hasta que vuelva…
¿A dónde vas?
Al baño, señorita.
Como respuesta Clara le pegó un empujón cariñoso, pero Leito no se lo esperaba y estuvo a punto de hacer caer las casacas que tanto esfuerzo le había costado colocar.Aún riéndose, Clara se apoyó en la barra, esperando que algún mozo, camarero o lo que este de turno la atendiese…
“En cuanto vuelva bésalo… No, todavía no… Va a amanecer, anímate… ¿Y si no quiere? Te come con los ojos, está loquito por ti y tú por él… No estoy segura de eso… ¿De sus sentimientos? ¿O de los tuyos? De nada…”
Mientras Clara se debatía en sus pensamientos, Leito salía del baño, nada más poner un pie fuera, un grupo de chicas lo abordaron…
Hola, ¿cómo te llamas?
Leito.
Yo soy Mariela y estas son mis amigas Alicia y Lucía.
Encantado.
Nunca te habíamos visto por aquí, ¿eres de fuera?
Más o menos…
Lo siento chicas, ha sido un placer conocerlas, pero me esperan en la barra.
Lástima.Se despidió de ellas con una sonrisa y se dirigió sorteando entre la gente hacia la barra.
Mientras se acercaba Clara desvió la mirada de su interlocutor como buscando a alguien, nada más encontrar la mirada de Leito, sonrió. Éste le sacó la lengua y le hizo burla con las manos, Clara enrojeció al instante y le sacó la lengua, mientras se llevaba un dedo a la cabeza y le indicaba que estaba loco.
“Sólo por ti…”
Clara despachó al chico con el que estaba hablando, nada más cruzar la mirada con Leito, lo estaba esperando de espaldas a la barra, pero algo fallaba, tardaba en llegar.Leito estaba parado a escasos cinco pasos de Clara, la observaba tranquilamente, era perfecta. Se acercó a ella…
“Bésala… No quiero estropearlo… Si no la besas, lo estropearás…”
Clara sonrió, sabía que era Leito. Sin girarse, contestó…
He venido acompañada…
¿Por un chico?
No, con unas amigas…
Interesante… ¿Y no tiene a ningún chico esperándola?
Más o menos... Aunque todo depende de lo que busque usted…
Leito se acercó un poco más. Clara podía sentir su respiración en el cuello. Por un momento, estuvo tentada a darse la vuelta, pero dejó que fuese él quien llevase la iniciativa.
Uno de los dedos de Leito se deslizó sobre sus hombros y un escalofrío le recorrió la espalda. Él lo notó y acercó sus labios al oído de ella…
¿Tiene frío? Acaba de estremecerse…
Por favor, no vuelva a hacerlo… Puede acabar gustándome.
Leito repitió la caricia, pero esta vez, sus labios se posaron en su clavícula, justo en la base del cuello. Clara ladeó la cabeza, invitándole a seguir, pero Leito solamente le rozó el cuello…
No puede irse ahora… ¿Tendré que darme la vuelta y obligarle a que se quede?
Clara cogió las manos de Leito y las acomodó en su cintura, por un momento, se quedaron quietos, sin hacer ningún movimiento. Sin embargo, poco a poco, los labios de Leito empezaron a besarla en el cuello…
“Date la vuelta tonta, gírate…”
Lentamente Clara se dio la vuelta, sus miradas quedaron enfrentadas… Amor, ternura, pasión contenida y muchas cosas más podía leerse en aquellos ojos…
Quizás debería robarle un beso y marcharme, antes de que aparezca su acompañante.
Pero tal vez yo prefiera que se quede…
Leito se inclinó para besarla, pero por un momento y a escasos centímetros, se detuvo en seco; Clara abrió los ojos…
Nada… Por un momento pensé que pasaría como en alguna película…¿El qué?
Algún empujón en el último instante… Ya sabes…
Clara negó con la cabeza mientras sonreía abrazada a él…
No tienes remedio… En el fondo, creo que tendré que ser yo la valiente…
A mi no me sienta mucho de valiente…
Poco a poco la distancia que los separaba fue desapareciendo, los labios se rozaron y una descarga les recorrió cada célula del cuerpo. El primer roce casi imperceptible abrió la llave de la pasión que se desbordó; por un momento, los labios y las lenguas perdieron la compostura, mientras las manos pasaban de miradas puritanas… Los cuerpos se pegaron como con pegamento, los corazones latieron al unísono y las respiraciones se sincronizaron…
Instantes después, la euforia había pasado, los labios apenas se despegaron pero enseguida se estiraron en una sonrisa…
Creo que me ha gustado… Puede repetirlo si quiere…
Leito obedeció casi al instante, pero esta vez hizo de rogar el beso, retirando la boca en el momento en que Clara se abalanzaba hacia ella…
Deje de hacer eso o se llevará un golpe en las mismísimas partes…
Clara sonrió, cuando vio la cara de asombro de Leito. Sin embargo, a pesar de la amenaza, Leito siguió provocándola, pero cedió rápidamente a las insistencias de ella…
Cuando volvieron a separarse…
Creo que se me ha olvidado pedir en la barra…
No te preocupes, ya tengo lo que quería…
¿De verdad?
Claro, no me atrevería mentirte nunca…
Y yo discutiendo conmigo misma si sería buena idea besarte…
¿Ha sido buena idea?
La mejor que he tenido, desde que te pregunté si me dejabas usar el libro de procariotas en la biblioteca el otro día.
Leito sonrió… Lo recordaba nítidamente, incluso recordaba que se había llamado a sí mismo estúpido e imbécil…
Ahora sólo queda una cosa.
Clara le miró con cara de asombro, sin comprender…
La clase de baile que me habías prometido.
¿Te parece un baile lento?
Clara cruzó sus brazos sobre el cuello de él y lentamente empezaron a moverse, muy despacio, sin importarles la música ni la gente que los miraba sorprendidos…
Nada de eso, es que eres buena maestra…
Volvieron a besarse, mientras la gente susurraba y los señalaba con el dedo.Desde la esquina, Danay y las demás amigas de Clara, no se perdían detalle de la parejita feliz…
Vamonos de aquí, Hay mucha gente.
Voy a por las casacas y te sigo, no te me escapes.
Procura que no te mate ninguna…
Leito la beso y se alejó hacia las chaquetas. Nada más llegar mientras intentaba cogerlas sin tirar nada, tuvo que aguantar las amenazas de muerte de las amigas de Clara.
Cuídala y dale muchos mimos.
Vamos a dar solo una vuelta, no vamos a cambiarnos de ciudad.
Por si acaso…
Leito las dejó como caso perdido y una vez recuperadas las chaquetas, se dirigió a la salida, donde Clara lo esperaba discutiendo acaloradamente con Erick.
Pero si yo…
No hay “peros” que valgan, ¡lo nuestro se acabó!
¿Cómo puedes decir eso? Si en el fondo me quieres.
Tienes razón…
¿Ves?¡Te quiero con una piedra al cuello y en el fondo del mar!
Dame una oportunidad, en el fondo sé que no piensas eso.
En el fondo eres un poco descerebrado… Además, ya tengo novio…
¿Sí? Preséntamelo para que pueda partirle la cara.
Tú no vas a hacerle nada a nadie, así que ya vete, aléjate y olvídame.
Erick levantó el puño en señal de amenaza, pero Leito rápidamente atrajo a Clara hacia sí y la separó a una distancia prudencial de Erick.
Vaya, vaya, ¿me cambias por el bicho raro?
¡Tú me cambiaste por la zorra esa!
Es diez mil veces mejor que tu.
Y tú a él no le llegas ni a la suela del zapato cómo hombre.
Clara dio por terminada la discusión, cogió a Leito por el brazo y lo arrastró hacía el parque cercano; una vez allí lo sentó en un banco, mientras ella aún acalorada y echando fuego por los ojos, andaba de un lado para otro. Leito no sabía que decirle, es más, no se atrevía a decirle nada, por miedo a la posible represalia…
No obtuvo respuesta, ella siguió caminando, maldiciendo para sí a Erick que le había aguado la noche…
En uno de sus paseos, Leito la cogió del brazo y cómo había hecho antes, la atrajo hacía sí; Clara se dejó caer en sus rodillas y rompió a llorar…
No llores, por favor…
Intentó consolarla, pero no hubo manera, así que dejó que se desahogará sobre su pecho. Aquella situación, le hizo recordar a muchas de las noches de fiesta con Alida, habían terminado la noche así más de una vez, ella llorando sentada sobre él y él intentando consolarla; siempre por algún problema; sólo que esta vez, no se trataba de ningún problema si no un ex - novio…
Lo siento, Leito…
Soy una tonta…
Le miró y Leito pudo ver cómo las lágrimas habían hecho resbalar el poco maquillaje de sus ojos…
Pensarás que soy una imbécil y una niñita de papá… En el fondo tienes razón…
No digas tonterías, niñita de papá…
La besó en los labios…
Ya pero ahora querrá pegarte…
No te preocupes por eso…
¿Cómo no voy a preocuparme? Tiene muchos amigos y todo por mi culpa…Tendrá a todos los amigos que quiera, pero yo te tengo a ti y con eso me basta y me sobra…
Clara se abrazó más fuerte a él…
Nunca pensé que estaría aquí sentada contigo…
Ni yo pensé que me invitaras a salir.
Se besaron por enésima vez aquella noche…
¿Sabes?Dime…Tenía miedo de que no te gustase, de pasarme de fresca…
Leito desvió la vista hacia el borde de la falda de Clara y le acarició las piernas…
Pues creo que te has pasado… aunque eso me encanta.
Volvió a besarla… Poco a poco, las luces de la noche se fueron extinguiendo; muy despacio, el sol fue abriéndose paso entre las estrellas…
Se levantaron aún besándose y abrazados se dirigieron a casa; sabían que habían empezado algo que deberían continuar, aunque su noche había terminado, otras noches empezarían para ellos… en fin una noche interminable…