sábado, 15 de noviembre de 2008

MESVERSARIO V (Ahí estabas)


Al día siguiente, Leito llegó a la facultad a media mañana, había tenido que arreglar unos papeles sobre el traslado de horarios y estuvo bastante atareado. Cuando entró en clase, comprobó que todo el mundo sin excepción le miraba.

“Vaya por Dios, ¿ya se habrá corrido la voz? En fin…”

Suspiró y con aire de resignación ocupó su lugar en la clase. Estaba bastante molesto, las miradas insistentes del resto de compañeros no hacían sino agravar esta molestia que arrastraba desde que puntualmente a las nueve dio los buenos días a una de las múltiples secretarias que había visto a lo largo de la mañana…

“Papeleo, papeleo… menos mal que no era para pedirles dinero que sino…”

Clara y sus amigas no estaban en clase, llevaban toda la mañana en el cafetín de la facultad intentando convencer a Clara de que lo mejor sería que no se tomase ninguna confianza más con el “rarito”.

¡Chicas! No lo llamen así. Se llama Leito y es un buen chico.
¿Segura?
Yo no me fiaría mucho…
Vamos chicas, no es para tanto… Es muy simpático y agradable, además puedo decirles que a su lado las horas pasan volando.
Las caras de sus amigas se torcieron en verdadera sorpresa, no podían creer lo que ella decía…
¿Agradable?
¿Simpático?
¿Qué te pasa todo muy rápido a su lado?
¿Estas loca?
¿Y Erick?
Erick es agua pasada. Ayer discutimos cuando salí de prácticas y le mandé a volar.
¿Qué?
Lo que escucharon, me llamó para felicitarme porque hacíamos dos meses juntos…
¡Vaya detalle!
Para que luego te quejes…
Si, pero el muy falso, me soltó que el sábado se había enrollado con una tipa, creo que era su ex y que estaban borrachos, y que no sabían muy bien lo que hacían…

Ninguna de sus amigas daba muestras de creer ni una palabra de los supuestos cuernos, para casi todas Erick era el prototipo de hombre perfecto… aunque Danay, una de las primeras amigas de Clara en la facultad arrugó la nariz y exclamó…¡Si será un perro! Pues como te has deshecho de él, tal vez puedas intimar un poco más con Leito. Parecerá rarito, pero no está del todo mal el chiquillo.

Le dio a Clara un codazo amistoso y ésta se puso roja como un tomate…
Danay….¡Jejeje! Así que ya has pensado en él, ¿eh?

Todas se rieron, en el fondo, sabían que Clara iba a hacer lo que le viniese en gana, así que la conversación se centró en los últimos paseos por las tiendas de la ciudad….
Las dos clases se le hicieron eternas, no había rastro ni de Clara ni de sus amigas; en realidad, no le importaba mucho, pero por alguna extraña razón era incapaz de dejar de pensar en ella.
El timbre, dando por finalizada la última clase, le indicó que era la hora de comer, que por fin se había acabado el martirio.

Bajó tranquilamente hasta la cafetín, no le apetecía estudiar, y quizás Clara estuviese allí.

Nosotras nos vamos a casa; ¿vienes Clara?
Uhm…. Si. Ya iré después.
Cuando se dirigían a la puerta, Danay susurró…
Clara… mira quien viene por ahí.
Clara levantó los ojos y vio a Leito… Éste a su vez también la vio, pero al ver que iba rodeada de amigas, se limitó a saludarla con un gesto de la cabeza, apenas esbozó una sonrisa…
¡Vaya desagradable!
No se lo tomen a pecho, sepan que les tiene terror.

“Así que estaba aquí… Bueno supongo que irá a casa a comer… Ya la veré después…”
Pidió un bocadillo en el cafetín y se dirigió al pequeño parque que había enfrente de la facultad. Hacía buen día así que podía sentarse a la sombra de algún pino a comer tranquilamente.

Clara, ¿por qué no te quedas a comer?
Danay y ella se habían retrasado un poco, lo que había aprovechado su amiga para hacerle la pregunta en voz baja…

No supo que responder… Por un lado no le gustaba nada ser el centro de las conversaciones de sus amigas, porque éstas podían despellejar a cualquiera en un instante; sin embargo por otra parte, quería conocer mas a Leito…

No lo sé… Yo…
Pues yo sí lo sé. Tienes miedo.
¿Qué? No, yo no…
Tranquila, no hace falta que te hagas la dura conmigo. Sé que ese chico te parece interesante y serías tonta si no pasaras más tiempo con él. Pero…
No hay “peros” Clara. Los chicos como Erick no son para ti, lo sabes. Así que date la vuelta y quédate a comer.

“Me quedaría aquí tirado toda la tarde”

Leito se había acomodado contra el tronco de un árbol y entre el calor que le invadía después de comer y el fresco de la sombra del árbol, se quedó medio dormido.No pudo ver que Clara, a escasos diez metros de él, dudaba entre acercarse o no. Estaba indecisa. Había seguido el consejo de Danay de quedarse a comer, pero ya no sabía qué hacer. Ayer, se había despedido de Leito de manera muy fría, y hoy no había echo nada por verle, ni siquiera le sonrió cuando se cruzaron en la salida del cafetín.“¿Qué pensará de mí? Que eras una niñita de papá. Seguramente, además quizás tenga razón. No digas eso. Hazle cambiar de opinión.”

Seguía allí de pie con la mirada perdida, cuando Leito abrió un ojo y la vio. No hizo ningún tipo de movimiento, pero por dentro estalló de felicidad.

“Vaya, ahí está…”

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