Viernes…
Primer día del fin de semana, sin clase, sin obligaciones… podía dormir hasta la hora de comer y volver a echarse después hasta por la hora de cenar… y desde que se había cambiado de horario mañanero, normalmente, después de cenar volvía a echarse hasta el día siguiente. Pero esa mañana era distinta, se levantó de un salto en cuanto el reloj dio las diez.
Se vistió con ropa de deporte y salió a pasear. Solía hacer ejercicio siempre todos los viernes… aunque eso era antes… en esta nueva ciudad no le apetecía hacer nada, sólo dormir y vaguear…
Sin embargo, esa mañana de viernes, tenía una razón poderosa para ponerse en marcha…“En doce horas, estaré cerca de ella.
Quién lo diría que esa niña de papá, en realidad fuese una chica encantadora que invadiría mis pensamientos.”
El sol filtrándose por entre las cortinas le acarició la mejilla, consiguiendo despertarla. Le encantaba esa sensación de una mano querida acariciándola…
“La de Leito.”
De repente, se incorporó de un salto…
“Sólo me quedan doce horas. Y tanto por hacer…”
Se encaminó hacia la ducha, aún pensando en cómo sería amanecerse al lado de Leito… (no vayan a pensar mal) No lo podía creer, hasta hacía una semana, aún pensaba que Leito era verdaderamente un bicho raro, sin embargo, ahora se había dado cuenta que la rara había sido ella por no darle ninguna oportunidad…
Dejó que el agua caliente le recorriera el cuerpo… un cuerpo casi perfecto, de lindas piernas y bonitas curvas para perderse en ellas… era lo que siempre le decía su padre…
“Eres igualita a tu mama cuando la conocí…”
Se sonrió, no podía dejar de pensar en Leito… ¿Cómo reaccionaría cuando la viera? ¿Intentaría coquetear con ella? ¿Le dejaría acercarse lo suficiente? Miles de preguntas tontas se agolpaban en su cabeza, y cuándo se daba a si misma la respuesta que deseaba sus mejillas se encendían, aún bajo el agua caliente…
“Veamos, desayuno, hacer las compras, reservar una hora en la peluquería, comer, ir a la peluquería, elegir la ropa… seguir eligiendo ropa, volver a elegir la ropa y… sí, eso es… y besar a Leito… ¿O no? ¿Y si piensa qué soy una chica fácil? Pero, ¿y si le gusta?”
Con la cabeza hecha un lío, construyendo sueños de una noche perfecta, pasó el resto de la mañana y parte de la tarde, hasta que cerca de las siete, volvió de la peluquería… En cuanto abrió el armario de la ropa, volvió a la realidad… necesitaba algo elegante, sexy pero sin exagerar… Y entre tanta falda y pantalón, casi lo veía cómo una meta inalcanzable…
Estaba cómo un manojo de nervios…
“Jeans y polera. No, mejor con camisa… más elegante…”
Se dejó caer en el borde de la cama, intentando contener los nervios y serenarse, aún le faltaba una hora…
“Es sólo una chica… No seas idiota, es la chica que estabas buscando…”Llevaba todo el día igual, nervioso como un gelatina, diciéndose que no era más que una chica y debatiendo de nuevo, que era algo más que una simple chica…Hasta su madre estaba preocupada, normal… se duchó con agua fría, se puso en dos ocasiones la camisa al revés, apenas probó bocado a la hora de comer…“Cómo para no darse cuenta…”
Por decimonovena vez, volvió a mirarse al espejo; el pelo liso le caía sobre los hombros, echó las manos para recogerlo…
“No, suelto, queda mejor Clara.”
Sonrió al espejo, que le devolvió la sonrisa…
“¿Preparado Leito? La noche es tuya… vamos campeón”
Recogió el paquetito con el regalo de Danay, no sabía qué comprarle así que le había hecho una pulsera de hilo. Además cómo no sabía en que matar el tiempo y a la vez calmar los nervios, había echo algunas más para dárselas a Clara y a las otras chicas.
“Espero que sean suficientes…”
Cogió la billetera y el celular casi al vuelo y se sumergió en la noche del viernes… Le quedaban quince minutos para llegar al sitio de la cita… apretó el paso y se confundió con la multitud que llenaba las calles…
“¡Es imposible!”
Llevaba dos horas buscando ropa que ponerse, había probado mil y una combinaciones, pero ninguna le gustaba: unas por demasiado recatadas, otras por demasiado descaradas, otras por ser infantiles, otras por demasiado formales…Tenía la sensación de que no encontraría el conjunto adecuado… El timbre de la puerta la desconcertó… Sus padres no estaban y era demasiado temprano para que Nataly o Danay la viniesen a buscar…
Vaya, vaya, veo que necesitabas nuestra ayuda.
Eran Danay y Nataly, ya vestidas, que veían con horror como Clara aún seguía en buzo, polera y sandalias…
¿Pero niña? ¡Ya son las nueve!
¿A qué te dedicas? Muchos hijos…
Clara sin decir una palabra las guió hasta su habitación, que más bien parecía una tienda de ropa en remate al fin de la temporada…
¿Aún no has elegido?
No… buuu
Danay y Nataly se pusieron manos a la obra…
Desechamos los pantalones, así que guárdalos…
Hace buen tiempo, así que… la mini que te regalamos por tu cumple…
Eso, eso… que no la pones nada… y te queda de maravilla…
Vamos a ver… que más, que más…
Nada de botas, por supuesto… los zapatitos que llevaste a la confirmación de tu primo…
Sí, que te quedan geniales…
… pero me hacen daño…
Es igual, por una noche…
¿Con qué la tapamos Caro?
Veamos…
Camisa y polo, por ejemplo…
Claro…¿Dónde tienes la camisa negra con el polito de tirantes esa tan bonita?
… no lo sé…
¡Aquí está!
Vamos Clarix, despierta y vístete, vamos apúrate…
Clara miró el conjunto que sus amigas le habían preparado… Lo había rechazado por ser un poco descarado…
Chicas ¿no es un poco descarado?
¿Descarado?
¿Te gusta Leito?
La pregunta la cogió por sorpresa… durante toda la semana, se había echo muchas veces esa misma pregunta…
Supongo que sí…
¿Supones? Eso sí que no… ¿Te gusta si o no?
No puedes jugar con él… está totalmente loquito por ti.
De repente la sonrisa volvió a la cara de Clara…
Voy a vestirme en un momento…
Ambas amigas se miraron y sonrieron… Sabían que Clara las necesitaba y allí estaban ellas para ayudarla en todo lo que pudieran.
Clara, nosotras vamos yendo, que si no el pobre Leito se va a pensar que lo abandonamos.Nos vemos en el bar.
De acuerdo chicas, cuidarlo bien por favor…
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