sábado, 15 de noviembre de 2008

MESVERSARIO VI (nuestro arbol)


¡Si te quedas más tiempo ahí te vas a derretir!

La voz de Leito la sacó de sus pensamientos. Le vio tumbado contra el árbol y agitando una mano para que se acercara.

“A la mierda, lo que piensen los demás.”

Se acercó casi a la carrera, y se sentó a su lado a la sombra del árbol. Leito le dejó sitio para que se apoyara en el tronco y ella así lo hizo.
Se produjo entre ambos un silencio, no un silencio tenso, sino un silencio que ninguno de los dos sabía como romper...

Este…¡Vaya!Ambos se miraron y rompieron a reír…
Que a gusto se está aquí. Podía pasarme toda la tarde aquí tirada.
Eso mismo pensé yo.
Sus miradas volvieron a cruzarse…

¿No sabía qué tú y tus amigas faltaban a clase?
¿Ah no?
No, pensé que antes muertas que faltar.
Clara esbozó una gran sonrisa…
Pues ya ves, nos has juzgado mal… Bueno, en realidad, he sido yo la que insistió para faltar toda la mañana.
¿Y cómo has hecho?
Bueno… Las he chantajeado con un notición de portada.
Leito se incorporó un poco y la miró con aire interesado…
¿Tu comida con el rarito?
No, eso ya no es una primicia.
En eso tienes razón. En clase, nadie me quitaba el ojo de encima. Y ahora mismo estamos alimentando el rumor.
Le hizo un gesto y Clara siguió el gesto de Leito hasta un grupo de chicas que iban con ellos a prácticas y a clase y con las que Clara había salido algún sábado de fiesta.
Supongo que mañana todo el mundo sabrá que estamos saliendo.
¿Tan optimista eres?

Viéndonos así juntos… Pueden ser muy pérfidas esas brujas.
¡Jajaja! Y yo qué pensaba que eran tus amigas…
Yo no he dicho que no lo fueran. Sólo he resaltado un rasgo muy importante de su personalidad.
Leito no podía más y Clara tampoco, estallaron en risas, sorprendiendo a un grupo de niños que estaban jugando a las cartas cerca de ellos.
No me lo puedo creer…
¿El qué?
Que fueses así…
¿Así cómo?
Sin dejar de sonreírle
, Leito se enfrentó a sus ojos…
Simpática, agradable… No sé, tengo la sensación de conocerte desde hace mucho tiempo y en realidad, no sé nada de ti.
A mi me pasa lo mismo. Aunque yo sé que te cambiaste de horario.


Clara no sabía muy bien como seguir la conversación. Podía animarlo a que le preguntase cualquier cosa, pero no se sentía con fuerzas, porque seguramente tocarían el tema de Erick…
Sin embargo cuando Leito, le pregunto…
¿Puedo preguntarte algo?
Adelante…

¿Cuál fue la primicia qué le diste a tus amigas hoy por la mañana?
Clara decidió ser sincera y contárselo todo. Tal vez cometiera un error, tal vez no…
Pero Leito le inspiraba confianza y para ella era suficiente.
Bueno…
No contestes si no quieres. Era sólo por curiosidad.
Tranquilo. Lo dejé, ayer con mi rompimos con mi novio.

Leito se quedó unos instantes mirándola. Una pregunta le quemaba en los labios” ¿por mí?” y a punto estuvo de salir pero se contuvo. No venía a cuento, además no era el momento adecuado para esa clase de pregunta.
Lo siento…
No lo sientas, mejor así. Era un auténtico idiota.
¿Llevaban mucho juntos?
Cumplíamos ayer dos meses. Pero ya habíamos estado antes… Ya sabes, ahora sí, ahora no…
Entiendo… ¿Fue él quien te llamó por teléfono, cuando salimos ayer de prácticas?
Sí. Quería felicitarme, incluso me había comprado un regalo…
¿Pero?
Clara suspiró…

Pero, el muy idiota aprovechó para contarme que había estado con su ex el sábado, después de que yo me fuera para mi casa.
Y quería comprar tu perdón con un regalo…
Sí, es muy típico de Erick. Cada vez que metía la pata, me compraba algo y ya estaba arreglado. Al principio, me gustaba que hiciera eso, me sentía querida por él.
Además de la envidia de casi todas las chicas.
Le miró y él le guiñó un ojo…
¿Por qué lo dices?
Ahora que lo recuerdo los vi alguna vez. Y hay que reconocer que estaba muy bueno a la moda y todo eso…
Leito, ¿crees de verdad qué estaba bueno?
Pues si… lo creo. Es el prototipo de chico que les gusta a ustedes. Chico de buena pinta, elegante, rayando el mal gusto, pelo brillante y una sonrisa irresistible y unos piropos dulces y cariñosos…
Clara no podía más, estaba muriéndose de risa. Leito estaba recitando muy seriamente todas las cualidades por las que él consideraba que Erick estaba bueno y le asombraba y a la vez divertía, saber que eran las mismas que ella había destacado en Erick.¡Para, para!
¿Por qué? ¿Ya son suficientes?

Lo son… ¿Ahora querrás enumerar sus defectos?
Leito dudó unos instantes…
Veamos… Hablo sin conocimiento de causa, pues no he intimado lo suficiente cómo para conocer a uno de esos profundamente.
No te preocupes, yo te ayudo.
Prepotencia, afán de superioridad, te ven como pura mercancía…
Nos mienten, nos tratan como a cualquiera, juegan con nuestros sentimientos, son cretinos, se dan de galanes…
No sigas. Vamos a dejarlo aquí. Pobre Erick, lo has despellejado a mordiscos…Tú tampoco lo haces mal, harías buenas migas con mis amigas.

Leito la empujó cariñosamente, miró el reloj y se levantó casi de un salto…
No sé con tus amigas, pero si volvemos a llegar tarde, el que nos hará migas será el profesor de prácticas, que ya no me acuerdo ni como se llama.
Endara. Pues vamos que nos destroza con esas cantaletas…

Como el día anterior, llegaron con la lengua fuera, cuando ya todo el mundo había entrado al laboratorio, por suerte para ellos, el profesor no había echo acto de presencia y una practicante les iba a dar la práctica de ese día.
La práctica era interesante. Tenían que coger las bacterias que habían sembrado el día anterior y hacerles unas cuantas pruebas bastante sencillas para luego, en base a los resultados clasificarlas en uno u otro grupo (y sigo con lo mismo eso se puede, jajaja).

“Es encantador, un cielo… No, no y no… A Danay le encantará, eso seguro… ¿Y a las demás? Que se lo tomen como quieran, pero el viernes le invito para que venga a tomar algo conmigo…”

“Vaya imbécil el Erick, no sabe lo que se pierde. Es una chica fantástica… No, déjalo, es inalcanzable muy niña pero muy inteligente… y lo sabes… tal vez no esté tan lejos… vamos so asno que esperas invítala a salir.”

La clase les pasó volando, y apenas sin darse cuenta, estaban caminando hacia el paradero de buses otra vez.

A pesar de haber salido temprano, llegaron justo cuando el bus llegaba de frente por la calle y se acercaba al paradero.

Hasta mañana Clara.
Hasta mañana.

Se puso casi de puntillas y le besó en la mejilla. Acto seguido se subió al bus, se sentó y se despidió de él con la mano. Cuando el autobús lo dejó atrás, Clara se recostó en su asiento y sonriendo perdió sus pensamientos en Leito y en lo que diría Danay cuando se lo contase.
Pasaron unos buenos cinco minutos, hasta que Leito reaccionó, aún tenía la mano levantada en señal de despedida, mientras que la otra sujetaba la mejilla donde Clara le había besado. Era de esos que se quedaba colgado y en silencio por ratos.

Lentamente empezó a caminar para casa y poco a poco una extraña sensación de paz y felicidad lo fue invadiendo…

“Viste que esa niña es tu salvación, vamos anímate que ella ya no es inalcanzable…”

Aproximadamente un cuarto de hora más tarde de haber dejado a Leito, Clara se bajo del autobús en el que viajaba y se dirigió hacia el bar que frecuentaban ella y sus amigas casi todos los días de la semana.

Era un pequeño bar, con pinta de cafetín pero que en un abrir y cerrar de ojos, bajando un poco las luces y subiendo la música, se convertía en el sitio ideal para empezar una noche de fiesta.
Al entrar encontró a sus amigas en la mesa de siempre, junto a la ventana que daba a la terraza y desde la que daban buena cuenta de todo aquel que entrase en el bar o que se dirigiese a jugar al billar, que estaba fuera.

“Una posición privilegiada para hablar de cualquiera.”
Danay fue la primera que la vio…
¡Clara, estamos aquí!
Con un gesto afirmativo, Clara se dirigió primero a la barra y después, con una cerveza en la mano, se fue a sentar con sus amigas.
¿Qué tal la comida?
Eso, eso, cuenta…
¿O tal vez sólo tomaste postre?

El bombardeo de preguntas fue tal, que Clara cerró los ojos rogando que la sacasen de allí; por suerte para ella Danay salió en su defensa.

Chicas, tranquilas, nos lo contará todo. Pero dejarla respirar.
Clara dio un largo trago a su cerveza y se quedó un rato recostada en la silla, mientras rememoraba su conversación con Leito antes de ir a prácticas…
Creo… creo que me está empezando a gustar…
¡¿Quéeeeeeeeeeee?!

Todas sus amigas la miraron entre aterradas y complacidas. Sabían que Clara había pasado malos momentos con su ex, así que por un lado querían que fuese feliz de una vez pero por otro lado, temían que Leito fuese igual o peor que Erick. Además era “rarito” casi un enigma.
Es muy simpático y agradable. Me pasé casi todo el rato riéndome con él. No sé chicas…
Suspiró. Las demás la miraron enternecidas…

¿Y qué esperas para traerlo?
Estaba pensando en avisarlo para el viernes, como es tu cumple Nachito…
Por mi no hay problema…
¿Y a ustedes que les parece?
Clara miró una a una al resto de sus amigas…

Clara, haz lo que quieras. Si estás interesada en él, tráelo. Además, nos gustará conocerlo. Clara sonrió, y volvió a recostarse en la silla. Había sido fácil, estaba esperando otra reacción por parte de sus amigas, pero todas habían dado su visto bueno. Ahora sólo faltaba decírselo a Leito. No sabía si iba a aceptar o no, pero… tenía que intentarlo.Leito llegó a casa, más rápido de lo habitual, además parecía que llevaba tatuada una sonrisa en la cara.

“Menos mal que sonríe… Esa chica ha sido mi salvadora”La cena fue nuevamente normal, discusión entre padre e hijo sobre la liga de fútbol y cómo no, también sobre política. Al final cada uno se fue a su habitación enfadado.La madre, metida en medio de la tormenta, suspiró aliviada de que poco a poco su vida fuese volviendo a la normalidad.

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