Al día siguiente, en la facultad, todo el mundo comentaba el hecho de que Clara, una de las chicas más guapas de la facultad (había quedado cuarta en una medio encuesta realizada por un grupo de chicos) anduviese con un tipo raro como era el chico nuevo en ese horario. Leito tuvo que hacer acopio de toda su paciencia y resignación para aguantar el aluvión de miradas y susurros que le seguían como su sombra.
A la segunda hora, Clara echó más leña a la hoguera de los chismorreos, invitándole a sentarse con ella y sus amigas. Leito no se rehusó, pero se sentó una fila por detrás; lo que provocó que a la hora siguiente, Clara se sentase a su lado.
Vas a acabar provocando un incendio de habladurías.
Clara se encogió de hombros y le sonrió…
No te preocupes, ya se cansarán.
Me han comentado unos chicos, que estás considerada como la cuarta chica más bonita de la facultad.
¿De verdad? Eso me han dicho.
¿Y tú qué opinas?
La pregunta quedó en el aire, y las miradas de ambos se enfrentaron…
Qué deberías haber quedado la primera…
Dichas esas palabras, tanto Leito como Clara, se sonrieron a la vez que sus mejillas empezaban a adquirir un tono rojizo; sin embargo, el profesor que empezó a dar clase los hizo olvidarse de sus cosas y concentrarse en la clase.
Pasaron el resto de la clase sin hablar, Leito perdido en sus pensamientos y Clara cogiendo apuntes. Cuando por fin, el timbre ese sonido santificado sea del reloj del pasillo los liberó de un día más de clase, un suspiro general inundó el aula.
Menos mal, pensé que me iba a dormir.
Ya me he dado cuenta.
¿Cómo tienes la mano?
Clara le miró sin comprender…
Llevas copiando 50 minutos sin parar, debe dolerte… A mi me dolería.
Jejeje!! Se nota que no estás acostumbrado a coger apuntes…
Salieron juntos de clase. Por detrás de ellos, las amigas de Clara cuchicheaban en voz baja.
Hacen buena pareja.
La verdad es que parece simpático.
Y no está nada mal…
Leito y Clara hablaban un poco más adelantados…
¿Dónde te apetece ir a comer?
Por mi, volvía a tirarme bajo el árbol de ayer.
Okiz. Pero antes vamos por unos bocadillos.
Dicho eso, Clara se encaminó hacia el cafetín.
¡Clara, estaremos por la tarde en el bar. Pásate cuando salgas de prácticas!
¡De acuerdo Nachito. Hasta luego!
Tras despedirse, Clara volvió sus pasos hacia el cafetín, mientras tanto Leito la siguió a cierta distancia.
Llegaron al cafetín en el momento justo en el que empezaba a llenarse de gente, así que tuvieron suerte y pidieron los primeros bocadillos.
Mientras esperaban sus bocadillos, un chico al que Clara no conocía se acercó a Leito.
¡Leito!¡Carlos! ¿Qué haces por aquí?
Te estaba buscando, como perdí el celular no tenía tu número a mano.
Bueno, pues aquí estoy, tú dirás…
¿Vienes a jugar hoy?
Si, claro, cuenta conmigo.
Nos vemos a las seis y media dónde tú casa, tenemos cancha libre
OK, pero tengo prácticas, así que igual llego un poco tarde.
¿A qué hora sales?
Hacia las cinco y media, más o menos.
Te recojo aquí arriba, que tengo que hacer unas cosas.
Muy bien, perfecto.
Bueno pues te dejo, chico. Hasta la tarde.
Hasta luego.
El chico se alejó y Clara lo siguió con la mirada, cuando lo hubo perdido, comenzó a caerle a Leito con preguntas, pero el mozo la interrumpió, ya que estaban sus bocadillos. Los cogieron y tranquilamente se encaminaron hacia el mismo árbol bajo él que Leito había comido el día anterior. Se sentaron y comieron en silencio.Poco después de acabar su bocadillo y con Leito ya recostado a la sombra, Clara soltó su interrogatorio.
¿Quién era ese chico?
Leito que estaba dormitando, abrió un ojo y la miró…
¿Carlos?Si, el chico del cafetín.
Es Carlos, lo conocí cuando llegué aquí. Vive cerca de mi casa.
¿Cómo lo conociste?
Bueno… un viernes de fiesta estuve jugando con él al billar, no había con quien y yo no tenía ganas de aguantar a los compañeros de clase con los que había salido.
Clara asintió, sin embargo Leito continuó…
Pasé la noche de comedia con él y sus amigos y ahora de vez en cuando voy con ellos a jugar a fútbol-sala al polideportivo.
¿Juegas al fútbol?
Jugaba…¿Eras bueno?
No… me defiendo como en el fútbol de mesa…
No sé por qué pero no te creo…
Créeme, de pequeño me daba miedo darle al balón con la cabeza.
Clara le miró con incredulidad, pero al ver la mirada divertida de Leito, no tuvo más remedio que reírse.
Ahora cuéntame algo sobre ti… Porque me estoy dando cuenta de que no sé nada de ti…
Clara asintió con la cabeza, sin dejar de sonreír.
Pregunta lo que quieras.
Leito dudó unos instantes…
¿Cómo llegaste a estar con ese tal Erick? En el fondo parece que no le tenías ningún aprecio…
Uhm… Ya sabes, él estaba bueno, mis amigas insistían y yo simplemente me dejé llevar…
Entiendo…
Aún así aguanté mucho tiempo con él. Tuvimos un par de peleas fuertes, porque me contaban que me había puesto los cuernos, pero siempre venía pidiéndome perdón y con algún regalito, así que…
Clara se encogió de hombros… Leito decidió cambiar de tema, no quería seguir por ese camino, porque igual conducía a algún tema que no quería tocar. Sin embargo, cuando iba a abrir la boca, Clara se le adelantó…
¿Y tú qué? ¿Novia, amiga con derecho a roce?
Leito sonrió, a pesar de que era ese tema el que quería evitar…
Hubo alguna novia de más joven y tuve alguna amiga con derecho a roce, sin embargo, nada serio.
¿Eso es todo?
Pues si… ¿qué esperabas?
No lo sé, suponía que tenías a tu amor en la universidad de la que vienes y que te espera para pasar juntos por la tarde y esas cosas…
El tono melodramático de Clara hizo que Leito empezara a reírse… Cuando se repuso y contestó, fue sincero al cien por cien o casi…
Dejé a mi amor en mi otra universidad como tú dices…
Lo sabía.
Pero seguramente ella no opina lo mismo.
¿Qué quieres decir?
Para ella, se fue su mejor amigo…
Entiendo… No se lo dijiste…
Nunca me atreví a hablarle cara a cara, supongo que me aterrorizaba un “no” por respuesta… o tal vez, perderla como amiga… No lo sé…
¿Y ella intuiría algo?
Creo que sí. Todo el mundo creía que éramos pareja, así que supongo que se notaría bastante que la quería…
¿Cómo se llamaba?
Alida… Más o menos como tú de estatura, pelo lacio y castaño, ojos marrones muy claros…
Era simpática, cariñosa, una romántica empedernida…
Leito se quedó callado durante un momento… Aún sentía los dos últimos besos que le dio Alida antes de despedirse. Clara, también se quedó callada, mirando para Leito que tenía la mirada perdida, como recordando algo. Decidió que era el momento…
¿Leito? ¿Estás?
Leito la miró con una sonrisa en la cara…
Claro. Dime.
Este… Mañana es el cumple de Danay, una amiga mía, la que se sienta mi lado… Y bueno… yo… tú…
La mirada de Leito no la ayudaba nada. Se sentía tonta, poniéndose tan nerviosa, nunca le había pasado, pero con Leito era distinto…
Que… Si mañana no tienes nada que hacer, podías venirte para tomar algo conmig… digo con nosotras.
Leito se quedó pensativo. No podía creer lo que le había propuesto Clara, estaba dispuesto a aceptar, pero de repente un miedo al que dirán se lo impidió.
Bueno, ¿qué dices?
Uhm…No quiero ponerte en un compromiso, así que si no tienes ganas, no te preocupes.
Clara bajó la mirada y Leito comprendió que no podía dejarla escapar…
De acuerdo, estaré ahí ¿a que hora es?
Instintivamente Clara se echó en sus brazos… Rápidamente, nada más darse cuenta, se separó de él, roja como un tomate. Leito se quedó sorprendido por la reacción de Clara y se quedó con cara de tonto…
Fue Clara la que recuperó la compostura…
Será mejor que vayamos a prácticas, que es la última.
Si, será lo mejor.
Se pusieron de camino al laboratorio y para no romper su record, volvieron a llegar los últimos…
La práctica fue muy amena y relajada, al ser la última el profesor los dejó marchar más temprano de lo normal.
Clara y Leito se despidieron en la puerta de la facultad. Clara se iba en una dirección a coger el bus y pasar a ver a sus amigas y Leito en la otra para buscar a un amigo que iba a jugar con él.
Nos vemos mañana, en la plazoleta de la fuente, ¿sabes dónde es?Por supuesto.
OK, OK, pues hasta mañana y ponte lindo si.
Hasta mañana.
Clara dejó dos besos en sus mejillas y se marchó, estaba contentísima, esperaba con ansiedad la llegada del viernes, deseaba pasar la noche con Leito…
Leito se quedó parado viéndola marchar, se parecía tanto a Alida que estaba asombrado; ambas tenían esa facilidad para hacer que alguien se sintiese a gusto a su lado, siempre con una sonrisa en la cara. Además ambas eran bonitas y lo sabían…Alguien sacó a Leito de sus pensamientos…
¡Eh Leito, vamos sube que no llegamos!
Voy, Carlos, voy.
¿Qué tal las prácticas hoy?
Era la última, así que fue bien. ¿Y tu qué tal?
Genial, aprobé la asignatura que me tenía colgando desde primero.
Ambos se echaron a reír…
¿A qué hora jugamos?
A las siete y media.
Entonces, tenemos tiempo de sobra.
Si, pero date prisa anda.
Leito hizo la mochila en un momento… En apenas cinco minutos, estaba otra vez en el carro de Carlos y se dirigieron al polideportivo para jugar el partido…
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