martes, 11 de noviembre de 2008

UN CUENTO NADA MÁS



“¡mozo, otra cerveza por favor!”

Hoy les voy a contar una historia… La de la niña de los ojos negros…
La encontré de casualidad, casi sin querer, una fría noche de Noviembre… Yo corría detrás de una sombra, de una sombra que por ahora ya debe tener sus sombritas, que nunca quiso quedarse conmigo por que tenia su propio sueño claro yo no figuraba en el, y por ahí me dijo que siempre andaba de fiesta…

“¿Y cómo era esa niña?”

No sabría describirla… Allí sentada, en el borde de la cama, contando un cuento a su hermanito pequeño… Su voz me atrajo como un imán… como el canto de las sirenas… como atraen los labios que ofrecen un beso y una vida bajo el mar infinito….

“¿Qué pasó después?”

Voló conmigo hasta la luna y luego por las estrellas… recorrimos juntos el cielo y jugamos sobre las nubes… en fin solo el cielo y nada mas… nos quisimos jurar amor eterno en todos los idiomas conocidos y hasta inventamos el nuestro propio para sumar…

¡mozo por favor quiero un cuba libre!

Nos peleamos con Garfio… Fumamos la pipa de la paz con los pieles rojas… Salvamos a la princesa Tigrilla de los piratas… Acunamos a los niños perdidos… Nos acariciamos en el estanque de las sirenas…

“¿Y dónde está ahora?”

Perdida… dicen que haciéndose mayor… Soñando con hombres de verdad, enamorándose de ellos… Olvidando la sensación de volar, de pasear por la luna y jugar en las nubes de algodón…

“Deberías ir a buscarla…”

¡Eso sí que no! ¡Ya me ha dicho basta! Habría cambiado los duelos con Garfio, los bailes con los indios, los cuentos a la hora de dormir… Me habría dejado acunar por sus brazos, habría volado impulsado por el susurro de su voz…

¡mozo por favor este cuba libre parece para nenas échele mas ron por favor!

Habría dejado a mi hada preferida por estar con ella… Pero, ya no. Ya no quiero que el polvo mágico de sus alas me haga volar…
No quiero morir hechizado por su voz, no quiero que sus ojos se me vuelvan a clavar… No quiero verlos en mis sueños…

Peter se levanta, se ajusta el cinturón del que pende un pequeño llavero en forma de cuchillo. Seguido por todos los ojos del bar se dirige a la salida…

“¿A dónde vas? ¿Y si aparece preguntando por ti?”

Dile que volaré hasta el cielo,
en la sexta estrella a la derecha me encontrará,
en el País de Nunca Jamás… ahí la estaré esperando…



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